Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

342 – magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes colonizarse. La cartograf a como dispositivo visual y textual privilegiado, y como instrumento de poder imperial, permite indagar y representar todo este “complejo entramado de datos geográficos, contenidos del imaginario, sistemas de pensamiento y andamiajes conceptuales desde los que se representa el mun- do” (Luiz, 2017: 9). En este sentido el mapa es una herramienta clave para la representación del territorio y fuente para comprender y articular dimensiones materiales concretas, formación de imaginarios e identidades territoriales. As , y en diálogo con esta herramienta, la selección de discursos provenientes de la literatura y las artes visuales que retomamos en este escrito, ensayan e invitan a un recorrido por distintos imaginarios de este espacio geográfico. Las diversas representaciones en tensión nos llevan a preguntarnos acerca de cómo se inscribe ese espacio en la actualidad. La noción bajtiniana de dialogis- mo nos permite leer estos imaginarios en relación con los discursos históricos, pol ticos y sociales como constituyentes y configuradores del art stico y el lite- rario. Asimismo, acudimos al concepto de cronotopo del mismo autor en tanto la conexión esencial entre relaciones espaciales y temporales que se asimilan ar- t sticamente inscribe los relatos en estas coordenadas en el campo de la cultura (Goicochea, 2013). De forma complementaria, entendemos a la exposición como como un sis- tema estratégico de representaciones en el que interactúan una gran variedad de elementos. 1 La misma conlleva un plan y un trasfondo precisos, un deseo de in- fluencia a través de la conversación cultural que el museo o dispositivo cultural establece como institución autorizada para hablar de identidad e historia (Fer- guson, 1996). Es decir, la exposición puede verse como una puesta en escena de distintos saberes e implica una verdadera construcción de sentidos, una interpre- tación donde la curadur a cobra un papel central (Herrera, 2009). En este sen- tido, la curadur a constituye una práctica de mediación entre quienes producen los objetos y las audiencias, además de encargarse de los aspectos conceptuales de una exhibición y de su forma de comunicación, de la construcción discursiva que esta plantea. La necesidad de inscribir al territorio y la pregunta por la identidad de una región que oscila entre lugar de paso y de fin continúan vigentes. Diversas ins- tituciones de la provincia han asumido esta preocupación y apostado a prácti- cas culturales que puedan dar cuenta de ella. En los últimos años las editoriales presentes en la provincia (entre ellas la Editora Cultural de Tierra del Fuego y 1 Como la arquitectura, luces, colores de las paredes, etiquetas, inclusiones-exclusiones de artis- tas, sistemas de seguridad, premisas curatoriales, folletos, catálogos y videos, etcétera.

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