Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

302 – magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes Mientras anclaban en la bah a Boucault, cerca del Cabo San Gregorio, algu- nos Patagones (Aonikenk 10 ), ya contactados durante un primer viaje 11 , corrieron a caballo desde un campamento situado “a una milla de donde estábamos” (Ibid., p. 105). Los contactos son amistosos, y se realizan algunos intercambios, en par- ticular de pieles de guanaco y de tabaco, al grito repetido de “Chaoua” (Ibid., p. 102) interpretado como un agradecimiento o un saludo. Bougainville y sus compañeros se preocupan de barrer con el viejo mito de los gigantes, que toda- v a difunden algunos viajeros: “ninguno med a más de cinco pies, nueve o diez pulgadas” (Ibid. p104); pero le impresiona su estatura que, como hombre de la Ilustración, atribuye a una vida sana: “es el hombre quien, dejado a la naturaleza y a un alimento lleno de jugos, se ha llevado todo el crecimiento al que es suscep- tible” (Ibid., p. 104); asimismo, la influencia del mito filosófico del Buen Salvaje es claramente evidente: “Estas buenas personas […] parec an cuidarse de hacer lo que nos agradaba” (Ibid., p. 102)… Hasta el punto de ayudar a Commerson a recolectar plantas. La escuadra visitó luego la costa sudeste de la Pen nsula de Brunswick y an- cló en la Bah a Agua Fresca, donde hab a siete cabañas abandonadas “hechas de ramas de árbol entrelazadas y con forma de horno” (Ibid., p.113). Luego llegan a Puerto del Hambre desde donde exploran las cuatro pequeñas caletas que lo separan del Cabo Froward: las bah as Bouchage, Bournand (llamadas as por sus principales oficiales) y la pequeña bah a Bougainville, donde observa dos chozas abandonadas y constata que los regalos que dejó en su anterior viaje para los nativos han sido retirados. En uno de los cabos que separan estas bah as observa “capas horizontales de fósiles petrificados (…) que atestiguan los grandes cam- bios que han tenido lugar en nuestro globo” (Ibid., p.115). Algunas incursiones en canoa también le llevan ocasionalmente a visitar la orilla sur del Estrecho, es- pecialmente en la costa norte de lo que parece ser la isla Capitán Aracena, donde ve muchas ballenas, y se encuentra con un grupo de unas cuarenta personas al que llamaron “Pécherais” 12 , con diez o doce canoas, y más adelante, un pequeño grupo ocupado en la pesca. Finalmente, la flota ancló en Port Galland. Se quedará all durante 3 semanas. 10 Los Aonikenks son los Tehuelches del sur (Martinic, 1995). 11 Bougainville ya había visitado el Estrecho en 1765, para aprovisionar de madera un grupo de colonos franceses originarios de St. Malo que ayudó a instalarse, de manera efímera, en las islas Malvinas. 12 “Los llamamos Pécherais, porque fue la primera palabra que pronunciaron cuando nos acerca- mos, y que nos repetían sin cesar, como los patagones repiten la palabra chaoua” (Ibid., p. 121). “Pecherais” corresponde a la palabra kawésqar “pælsc’éwe”, que significa “extranjero” (Aguile- ra, 2017).

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