Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
300 – magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes Duplessis también evoca ciertos rituales: El más viejo excavó una pequeña fosa cerca del borde del mar y luego tomó tres conchas y las arrojó dentro, y después de hacer varias muecas de rodillas, besó tres veces el borde de la fosa, y los demás lo imitaron; aparentemente era un sa- crificio para obtener el favor del dios del mar . (Ib d., pág. 155 [ms 126]). Asimismo, describe el entierro de un niño (igualmente relatado en su diario por Jost de Villefort, que también formaba parte de la expedición): durante nuestra estancia en la bah a de la Masacre, nuestra canoa fue enviada el 26 de septiembre para reconocer el canal San Jerónimo, y cuando estaban a una pe- queña legua adentro, los oficiales vieron en lo alto de una roca escarpada, pintada de blanco por todas partes, una pequeña choza rodeada de pieles y tan extraordi- naria que despertó su curiosidad e hizo que todos quisieran ver lo que pod a ser; encontraron a un niño de 4 a 5 años, muerto y envuelto en pieles, en una cesta, y nada más; continuaron su viaje hasta un cuarto de legua de all , donde encontra- ron a una banda de salvajes y, entre otros, a un joven de veinte años que estaba solo, arrodillado enmedio de una choza, pintado de blanco de los pies a la cabeza, y que murmuraba tristemente entre sus dientes como si hubiera rezado por el difunto, de quien no se pod a extraer ni una palabra de ninguna manera. (Ibid., p. 155 [m. 86]). Si bien se hace mucho por un niño pequeño, no se puede decir lo mismo de un feto, como lo relatan Duplessis, Jost de Villefort y Delabat en otro pasaje: varios de nuestros oficiales fueron a cazar al r o de la Massacre, donde encontra- ron salvajes y, entre otros, una mujer que estaba hasta las rodillas en el agua para reparar su canoa, la que sin dudas hizo algún esfuerzo porque empezo el dolor del parto; no hizo otra cosa que agacharse en la arena al borde del mar donde dio a luz a un niño muerto que podr a tener tres meses de edad, a quien inme- diatamente arrojó al mar con todo lo que le acompaña; se lavó los muslos y las piernas y luego fue a su cabaña, al lado del fuego, muy enferma, y varios de ellos se colocaron a su alrededor como para calentarla. (Ibid. p. 116 [m. 86]). El relato de Duplessis, el más completo, se solapa en gran medida con la in- formación proporcionada por La Guilbaudière, Jost de Villefort o Delabat. Esto puede parecer que limita su originalidad, pero tiende a probar su veracidad. Por la riqueza de sus descripciones e iconograf a, merece una publicación completa
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=