Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

¿Cómo creer en el Hain? Sociedad secreta y Estado fantasma – 255 De esta forma, y pese a que reconoce cómo “esta celebración distó mucho de ser lo que hab a sido antes, en la época de total independencia y con asistencia de una cantidad no menguada de individuos (…)” o que se enfrentara “a la inex- periencia de la mayor a de los participantes en cuanto al desarrollo propiamente dicho, pues desde la última celebración de este tipo hab an transcurrido unos buenos veinte años”, y que “por otra parte, tampoco haya logrado desarrollarse plenamente aquel clima natural y libre ni aquella satisfacción ntima, que otrora aceleraba el pulso de cada uno de los hombres yámana”, 28 o que, como sabemos, en el caso del Hain haya tenido que recurrir a incentivos económicos para activar su realización, 29 nada le impide reconocer sus gestiones como el rescate de un valioso bien cultural, es decir de un objeto acabado, susceptible de ser inscrito en el museo o, como ocurre actualmente, en el mercado mundial de los bienes culturales. 30 Más adelante Gusinde exclama: Casualidad notable: en el último de los klóketen celebrado por los selk’nam en el año 1923 y en el último kina realizado por los yámana en el año 1922 pude participar como primer europeo conociéndolos de propia experiencia y en todos sus detalles. 31 28 Gusinde, Martin (1986). Los indios de tierra del fuego. Los yámana , t. 2 v. 3. Buenos Aires: Centro Argentino de Etnología Americana, p. 1291. 29 Gusinde, Martin (1990). Los indios de tierra del fuego. Los selk’nam , t. 1 v. 1. Buenos Aires: Centro Argentino de Etnología Americana, p. 401, y Gusinde, Martin (1990). Los indios de tierra del fue- go. Los selk’nam , t. 1 v. 2. Buenos Aires: Centro Argentino de Etnología Americana, p. 796. 30 Es notable el que esta puesta en valor de la cultura indígena como bien cultural (o patrimonial) sea correlativa de una promoción de los selk’nam como trabajadores asalariados justamente por su no puesta en valor, es decir por la devaluación de su trabajo en el espacio, que Gusinde entiende como no cultural, del capitalismo ganadero: “Los indios serían jornaleros mucho más baratos que los tan pretensiosos peones contratados en el sur de Chile o en los alrededores de Buenos Aires. Inmediatamente declaran huelgas generales por nimiedades. Esto aumenta los gastos y encarece el producto. Cuán buenas ganancias se pueden obtener con mano de obra india, lo demuestra el éxito obtenido por los hermanos Bridges, quienes, hasta los últimos años, nunca emplearon europeos. Ninguna medida posterior corregirá los graves errores de cálculo de los que son responsables los capitalistas y gana deros establecidos allí. Nuestros selk’nam hubieran representado para las economías de Chile y Argentina una fuerza de trabajo útil y ventajosa” (op. cit. p. 158). 31 Gusinde, Martin (1990). Los indios de tierra del fuego. Los yámana, t. 2 v. 3. Buenos Aires: Centro Argentino de Etnología Americana, p. 1287.

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