Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
Otra costumbre atea de estas naciones es un performativo individual -gesto acompañado de palabras murmuradas (Musters, 1871: 179)- con el que se saluda c clicamente a la luna. Conviene reiterar que en lengua chon no hay registro del verbo to be/ ser. A pesar de la fascinación de misioneros y antropólogos en estos 500 años por buscar la palabra para un envase, un envoltorio, una casa del pueblo, un ser supremo o principio maligno al cual traducir los evangelios, no nos consta nada semejante en las naciones de lengua chon. Observamos esto, a modo de conclusión, ya que la psiquiatr a y la antropolo- g a han asociado la actividad curandera a prácticas de “travestismo y homosexuali- dad” (Rojas Flores, 2002: 27). En la escena psiquiátrica, un antropólogo cuestiona a un lingüista, por ejemplo, “el ocultar el homosexualismo de los médicos [patagó- nicos]” (Vignati, 1964: 163). Este enfoque desconecta la performance del colectivo y, en su lugar, entra en escena un supuesto sujeto (médico, travesti, homosexual). El arquetipo de esta desconexión es el chamán: sujeto prehistórico, varón que escenifica un saber académico respecto del público. Este supuesto chamán prehistórico alimenta hipótesis sobre “las creencias religiosas de los Patagones”, y especialmente “mi suposición de la existencia de un totemismo ya transformado en shamanismo” (Outes, 1905: 250-252). Entre las hipótesis sh amánicas se halla la asociación entre curander a y cue- vas o aleros de arte rupestre, que ya hemos apuntado. Entendida como una arqui- tectura de conocimientos, a los que se accede por pasadizos y mediante contra- señas (como en la fábula de Renüpulli), la escena más favorable al chamán es, sin duda, la academia. El chamán deslumbra al alero de cualquier academia, cueva o cámara más o menos secreta. Especialmente, en aquellas donde se debate sobre cosmovisión. La escena chamánica tiene otra expresión en el cómic Corto Maltés (Pratt, 1967-1991, 12 tomos). Esta historia presenta una variedad de geograf as colo- niales, en los siglos XIX y XX, por las que pasa un marinero -protagonista de la aventura- guiado por misioneros, brujos, curanderos, doctores y por una logia femenina histórica, las Linternas Rojas. Se trata de una organización mágica y militar surgida durante la proliferación de logias masculinas en China 17 . Gracias a la lectura del viaje de Orellana (Carvajal, 1894), el marinero refiere también la milicia femenina del r o Amazonas. El movimiento de mujeres del Kurdistán (Koma Jinên Kurdistanê, 2016), y 17 Esta proliferación sucede al debilitamiento de las fronteras del imperio, invadido por cristianos y japoneses a fines del siglo XIX.
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