Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

Cantos de venganza, bailes de menarquía y cámaras masculinas – 231 performance curandera, pero todos los participantes van pintados con diseños especiales. El juego de camarader a que en ¡pecheré! sucede de manera art stica y festi- va, en el jelj ocurre de manera deportiva y solemne. Ambas actividades coinciden, por otra parte, en el lanzamiento de cachureos. Lo cual nos reubica en la pista de los tráficos. Tráfico de enfermedades, de cautivos y cautivas y, especialmente, los tráficos o préstamos lingü sticos en el contexto de tensión fronteriza. En nuestro rastreo, advertimos que los tráficos y préstamos señalan interac- ción entre naciones de lenguas distintas y de territorios a veces distantes. El tráfi- co se asocia, a menudo, a actividades curanderiles. Al respecto, destacamos los registros de la lengua yagán que figuran en voca- bularios aush y ona. Dos registros en particular: loima / lawem traducido como “dottore-stregone” en un vocabulario aush (Spegazzini, circa 1882, anexado en Viegas Barros &Malvestitti, 2019). También destaca awön, traducido como “tradición antigua, conjunto de le- yendas mágicas, patriarcales, discurso m stico, trance, poemas” en el vocabulario ona-Ellis (Lanushwaiwa, 1901). Este awön se asemeja a “verdad” (owen) en el vocabulario aush, y a “verdadero, cierto” en yagán (awən) (Spegazzini, 1882, en Viegas Barros &Malvestitti, 2019: 184). Conclusión En la lámina 1 introdujimos a la geograf a de las lenguas y naciones fuegopatagó- nicas, a partir de registros de cámaras masculinas, cuevas fabulosas, cortavientos menárquicos (wekun ruka), matanzas de curanderas y cuaranderos y algunos eventos de actividad cristiana en la región. Hilados estos puntos dejan un área de ate smo en medio de la invasión. Se trata de los campos de la nación aonekkenk cuyo ate smo consideramos común a todas las naciones, y más antiguo y estable que cualquiera de las cámaras mascu- linas o que la wekun ruka. Esta cualidad atea fue advertida por algunos historiadores naturales fuego- patagónicos: Este pueblo no tiene culto ni altares; no hace ofrenda a lo desconocido ni implora favores de seres superiores. (…) Este ser, el único sobrenatural del que ellos hablan, es el Voliche. Pero este ser no es de una gran crueldad; casi siempre está inactivo, y cuando el Voliche está inactivo, nada sufre el patagón. (Ibar Sierra, 1879: 111).

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