Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
Cantos de venganza, bailes de menarquía y cámaras masculinas – 229 mente repetido el pecheré acompañado de risas, gritos de júbilo y risas ahogadas (Gusinde, 1974: 115-116, citado en Aguilera, 1978: 28). En la asamblea curanderil donde se oye ¡pecheré! tiene lugar un jolgorio inentendible desde la solemne misoginia de la cámara masculina. ¡Pecheré! tam- poco transmite la solemnidad académica de loima . Más bien funciona como una descarga festiva. En este sentido, ¡pecheré! deja dudas sobre la antigüedad de loima como aca- demia de arte curanderil (etimológicamente, recordemos, loima es una variedad de canto 15 y un enfermedad con hinchazón). Y, en general, ¡pecheré! cuestiona la antigüedad que pretenda cualquier academia. Existen otras dos variantes del registro ¡pecheré! Se trata de una exclamación o da en el estrecho de Magallanes cuando las canoas de la nación kawésqar se aproximan a naves invasoras para solicitar intercambio diplomático. “Pécherais” se registra en una expedición francesa: “fue la primera palabra que pronunciaron al abordarnos y que repet an sin cesar” (Bougainville, 1772, tomo I: 147 y sgtes). Este grupo es bautizado como “los pécherais” y en seguida se describe una per- formance curanderil entre ellos. Una expedición inglesa registra “pecheray” en un contexto diplomático idéntico, y agrega que parece una “palabra talismán” (Parker King, 1839: 315): Los hombres se enojaron con uno de los oficiales que cortó un mechón de pelo de la cabeza de una mujer. Uno de ellos se lo quitó, tiró la mitad al fuego y, enrollando la otra porción entre las palmas de sus manos, se lo tragó. Inmediata- mente después, colocando sus manos sobre el fuego, como para calentarlas, y mi- rando hacia arriba, pronunció algunas palabras, aparentemente de invocación: luego, mirándonos, señaló hacia arriba y exclamó, con un tono y un gesto de explicación: “pecheray, pecheray”. Después de lo cual, cortaron algunos pelos de varios de los oficiales que estaban presentes y repitieron una ceremonia similar. (Parker King, 1839: 313-314). Pecheray, en fin, se imprimió en una lámina de la misma expedición inglesa como un gentilicio, junto al “hombre zapallo” (cuya etimolog a asociamos, más arriba, al cautiverio y la curander a): 15 “Los cantos son de distinto tipo, el primero llamado Lóima, cantado por los vengadores de san- gre; el segundo, llamado Telanía; canto de duelo por los muertos, y Arua, cantado solamente por los doctores; y por último, Jacóus, cantado por la población en general como entretenimiento” (Hucheistauwa, 1866: 207).
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