Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

Cantos de venganza, bailes de menarquía y cámaras masculinas – 217 de su compilación las logias masculinas formadas en Europa durante el mismo per odo. Armazón, estuche, envoltorio de kwaki En la cabina larga o cámara anglo-yagana de Ushuaia sesiona la Sociedad de Abs- tinencia Total. A fines de 1891, el yagán Occoco, uno de los miembros de esta Sociedad, simula –a pedido de un misionero– una performance curandera tras la cual declara: “ya no hay más yecamoosh en Ushuaia” (Occoco, 1891). Llama la atención esta afirmación, ya que en 1896 se publica que Ataconcha es el último yekamush 10 . Lo cierto es que hasta fines del siglo XIX, y desde que se trafican esclavos por el estrecho de Magallanes, las venganzas se suceden. Algunos misioneros quedan en medio de estas venganzas. En 1673, ocurre el martirio del jesuita Mascardi en la frontera de las naciones teushen y mapuche. En 1851, el anglicano Gardiner muere de hambre tras un altercado entre ya- ganes y onas en el Onashaga. En 1889, el salesiano Silvestre se ahoga tras una sublevación en la recién in- augurada misión de Dawson. Las buenas intenciones cristianas parecen producir la escena de una muerte cruel o absurda. La Historia del Kwayul o la cabeza que camina conceptualiza la idea del transporte y diseminación de la desgracia. Esta historia se registra en la frontera yagán/aush/ona en 1923. Kwayul vivió hace tres generaciones. Ten a una barba larga y tupida. Mien- tras él vivió, nadie murió a causa del kwaki . Kwayul se presenta como un hom- bre bueno, siempre dispuesto a ayudar a cualquiera. Kwayul suele decir: “Ahora estoy viejo, pero envejeceré más aún… Si muero de una muerte buena, fácil, eso será bueno para todos vosotros. ¡En caso contrario sufriréis muchas penurias y desgracias!” (Tenenesk, 1923a, en Gusinde, 1990, T. 1, vol. 2: 611) En otra versión, Kwayul es pariente del narrador, Toin, sobrino del curan- 10 “El médico fueguino no cobra honorarios, en lo cual se parece a muchos de los nuestros que no cobran porque los enfermos acostumbran no pagar pero recibe regalos que consisten en harpones, flechas, mariscos o canoas. En los canales fueguinos no queda hoy sino un solo ye- camush —el Dr. Ataconcha—cuyo retrato me permito acompañarle, con dos vistas del teatro donde él realiza sus operaciones.” (Godoy, 1896)

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