Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

214 – magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes Performance de venganza Loima es un nombre para la academia escénica de yekamush en la nación yagán. Tiene una etimolog a ambivalente común a la actividad curandera: dadora de salud y de muerte. Loima designa “una especie de enfermedad con hinchazón” y, a la vez, a “un vengador de sangre”. Concretamente, el canto de los vengadores de sangre (Hu- cheistauwa, 1865). En principio, la academia de yekamush está abierta a hombres y mujeres, y parece tener como fuente de inspiración la actuación de las matronas en los partos. La performance yekamushiana , y curandera en general, la identifico con un set de cantos, bailes y pinturas, cuya gramática var a según cada nación. La performance curandera la constituyen el paciente, sus parientes y cerca- nos. O los deudos de un muerto cuando se trata de una venganza. La venganza, entendida como drama escénico, es una forma de memoria co- mún (Menard, 2014). Sucede en un tiempo especial y pone en acción imágenes mediante pintura, baile y canto. La curander a que estudiamos envuelve a actores y público, y se arma tanto para la curación como para la venganza. Esta dimensión vengativa se enfatiza en tiempos de guerra, tensión territorial, epidemias, etc. Esta performance pública la oponemos a la escena de la cámara masculina. Pensamos en las cámaras o cabinas llamadas hain y kina en la frontera yagán / aush / ona, por un lado. Los estudios confunden a menudo la cámara masculina (traducida también como colegio o universidad) con los festivales de iniciación (Fiore & Saletta, 2012). Dentro de la cámara, los doctores operan las pinturas, bailes y cantos de los festivales que, en esta confusión, adquieren el aire solemne de una “ceremonia” 8 . Enmarcada en los festivales de iniciación, sin embargo, la cámara masculina es sólo un elemento más de la escena. El tras bambalinas. Delante de la cámara masculina se monta una escena donde los hombres in- terpretan potencias misóginas ante un público de mujeres y no-iniciados. Desde una perspectiva ceremoniosa y solemne –que confunde el nombre de la cámara con el de los festivales– la escena ha sido interpretada como “drama” (Prieto, 1983; Chapman, 1990). Pero genéricamente corresponde a una comedia de ho- rror. Tanto más cuanto que el público simula su miedo (Lanushwaiwa, 1949). 8 “Kina es a la vez una ceremonia y una estructura arquitectónica” (Bamberger, 1974: 269).

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