Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

Tierra del Fuego: más allá del imaginario – 111 La historiograf a es caprichosa, porque releva los aspectos importantes para aquel que la escribió, y silencia los que estorban o le parecen sin importancia. Por lo general, quien escribe la historia y la determina es quien o quienes han sido beneficiados, o han vencido en un per odo determinado. Es por ello que se nos enseña desde el capricho de quienes vencieron gracias a una posición de poder privilegiada. Desde tal perspectiva resulta fácil entender por qué se niega la exis- tencia del pueblo Selk’nam. Y es que las versiones oficiales dan cuenta de hechos inhumanos y vergonzosos que tuvieron lugar en Tierra del Fuego. La historia que se cuenta es muy cierta, pero está incompleta. Se omite en esta historia la versión de aquellos que por diferentes razones, no se encontraban en los lugares donde todos murieron. Ya sea porque, como ya reseñamos, fueron entregados a los colo- nos para el servicio doméstico, para el trabajo de las minas, para las faenas de las estancias, o fueron sustra dos de su tierra para reclutarlos como marineros, milita- res o simplemente porque hubo familias que huyeron de los secuestros y masacres ocultándose por sus propios medios. Poco se conoce de estas historias, y es porque se han mantenido ocultas, primero en un acto de supervivencia de quienes se sa- b an en peligro de vida, luego el silencio se traspasó a los hijos, a lo que se sumó la vergüenza acrecentada por la gran discriminación que trajo consigo el proceso de chilenización y homogenización cultural. D gase de paso que este proceso fue transversal para todos los pueblos originarios de América. Los Selk’nam no fui- mos la excepción y pasamos desde el exilio y la enajenación cultural violenta, al silencio y la resistencia a una discriminación sin tregua hasta el d a de hoy. Cambiar la realidad es un desaf o para todos los Selk’nam que nos encon- tramos en la actualidad dispersos en el territorio nacional y en el extranjero. No obstante, frente a los antecedentes aqu expuestos, queda claro que el hecho de que seamos un pueblo en per odo de invisibilización no significa que no estemos vivos, y muy por el contrario, nos hemos erguido con más energ a que nunca para enfrentar la negación, la resistencia frente a nuestros argumentos, la incredulidad provocada por la desinformación, el hasta ahora bajo interés de la academia por entender los procesos de supervivencia de cada familia, y la absoluta indiferencia de un estado que da por hecho que no existimos, sin hacerse cargo de la respon- sabilidad que le cabe en las atrocidades del pasado. Todos estos aspectos hacen de nuestro trabajo una odisea diaria tanto en la vida cotidiana para mantener nuestro legado al interior de nuestros hogares, como en nuestra comunidad, as como en los esfuerzos por crear espacios de diálogo e interacción con diferentes organizaciones o entidades del estado, pues para este ya existe una postura oficial. El reconocimiento del genocidio Selk’nam y Aonikenk (tehuelche del sur) por parte del estado fue planteado en 2007, cuando el entonces senador por Ma-

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