Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

90 – magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes En ellas se transportaban mercader as y productos que eran desembarcados en la isla: galletas, papas, harina, pan, sal, arroz, porotos, té, café, ropa para los indios, tabaco para los indios; en algunas ocasiones parafina, vinagre, cebollas, ajos. También se desembarcaban animales vacunos para su reproducción. Igual- mente caballos, destinados a los recorridos de los salesianos y peones por la isla. También en las embarcaciones se trasladaba pasto, maderas, postes, carbón. Las embarcaciones trasladaban a los sacerdotes, a los hermanos coadjutores, a las religiosas, a las comitivas oficiales y a los visitantes; a los trabajadores con oficio y a los peones; a los hombres, mujeres, niños y niñas ind genas, también a los enfermos. Por esos trozos flotantes de espacio , los salesianos recib an el vino, las noticias, las cartas, los diarios y la vajilla doméstica. Y en esas mismas embarcaciones los salesianos iban a buscar a los ind genas que estaban fuera del espacio misional. Esteban Lucas Bridges, el hijo del Reverendo anglicano Thomas Bridges, visitó la misión en 1894, recorrió sus distintas dependencias. Vio como las mu- jeres tej an mantas y telas, dirigidas por las Hermanas de Mar a Auxiliadora. Vio como los hombres trabajaban cortando árboles y en el aserradero. Uno de los fueguinos lo reconoció, Hektlioohlh , quien hab a logrado escapar de Ushuaia, pero hab a sido capturado y entregado a la misión salesiana. Esteban Lucas Bridges relata que los “trabajadores indios estaban decentemente vestidos con desaliñadas y sucias prendas, en muchos casos de medidas demasiado pequeñas para su tamaño”. Hektlioohlh le dijo: “- Shouwe t-maten ya (la nostalgia me está matando)” (Bridges, 1952, p. 271). Desde las aguas del pesar Gabriela Mistral o Lucila de Mar a Godoy Alcayaga nació el 7 de abril de 1889 en el Valle de Elqui rodeada de cerros. Fue la primera mujer americana en recibir, en 1945, el Premio Nobel de Literatura. Ella cre a que en esta vida estábamos solo en préstamo, que sólo somos unas transeúntes, y que la existencia hab a que en- tregarla entera, en extensión e intensidad, hasta el final. La noche del 10 de enero de 1957, a los 67 años, murió en el Hampstead General Hospital , en Long Island (Nueva York); “ triunfo , fue su última palabra” (Quezada, 2002, p. 290). Fue en Punta Arenas, en O’Higgins 850, donde escribió y le dio el tono a su obra Desolación , y fue Laura Rodig, quien a pedido de Gabriela, dibujaba los árboles de ese paisaje de viento y de nieve. También durante las noches escucha- ba en el fonógrafo los discos de Solveig, y le a a Ibsen, a Máximo Gorki, a Selma

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