El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

102 El tejido de la memoria Mamá con su máquina de coser daba forma a hermosas colchas que con trozos de coloridos géneros cubrían nuestros modestos catres, llenaba de cojines sillas y bancas de rústica madera, coloreaba con restos de esmalte tarros donde florecían geranios, petunias y cuanta planta se podía. Las paredes de las calles empezaron a hablar con hermosos y grandes murales, donde las palomas extendían sus alas de paz, las flores mostraban pétalos visitados por mariposas, las abejas sonreían revoloteando, anunciando el dulce sabor de la miel. Las banderas con la estrella solitaria se alzaban al viento en cientos de manos, en las poblaciones y en las tomas, y los ojos grandes de mujeres, hombres, jóvenes y niños hablaban de la unión familiar, del proletariado que se iluminaba en los colores florecientes, así como brillan esos trocitos de vidrio cuando ponemos el caleidoscopio tratando que lleguen los rayos y la luz del sol por ese pequeño tubo mágico. Y la leche fue primordial, sentir y saborear ese medio litro de leche, fortaleció el cuerpo, la mente, la capacidad de estudio, es- tar sano y disfrutar el aire libre. Los libros abrieron sus hojas para crecer en sabiduría desde una pequeña cuncuna que traía cuentos para los mas chicos hasta minilibros que convocaban a los grandes clásicos de la literatura universal, sus portadas con un círculo donde las ilustraciones anunciaban fugazmente el contenido dejando a la imaginación esos mundos en prosas, que fueron “la luz del saber”. Quimantú, en palabras de nuestro pueblo mapuche. Sentir cerca al Presidente, porque era un compañero, sí, tal como los que tenía en la escuela, ese que comparte contigo, que sabe de tus problemas, de tus alegrías, de tus sueños, de tus esperanzas, el que sabe compartir en tu casa. Y sorpresa fue cuando llegó a casa un pequeño aparato que traía imágenes, sonidos, noticias, entretención, el televisor Antu, era un nuevo miembro en casa, allí un pequeño payasito acompañado de las notas musicales del tío Valentín nos llevaba a imaginar y apren- der de la naturaleza, de higiene, de cuentos y leyendas.

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