El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
91 50 años del golpe de Estado en Chile do. Tomé tijeras y con aguja e hilo, ocupando la tela de la chaqueta yo misma se lo hice. No me resultó fácil, las piernas las saqué casi directo cortadas de las mangas, pero lo que me dio más trabajo fue la pretina, tuve que medirla muy bien para aprovechar el botón de bronce incrustado que llevaba. Me quedó perfecto, le hice incluso un marrueco diminuto. Cuando él vio al niño con ese bluyín hecho de su chaqueta casi se vuelve loco, se lo quiso comer a besos. A mí también. Tal vez fue esa la vez en que me embaracé de mi segundo hijo, y vaya en qué circunstancias tan peligrosas ello ocurrió. Ha pasado tanto tiempo, linda nuestra vida a pesar de todos los peligros que debimos sortear. Mi hija y mis amigas me aconse- jaban diciendo que él debía ir vestido con algo oscuro, “con lo más elegante que tenga”. Pero por qué tendría que ser de esa manera, yo me preguntaba si él jamás usó ropa formal ni tampoco nada muy costoso. Eso les expliqué a una por una, aunque pese a ello todas se empeñaban en convencerme de que eso no era lo importante, lo que de verdad importaba era cómo debía ir vestido ahora, así que empezaron a ofrecerme el traje de este o el de este otro. Me decían que estaban casi nuevos porque habían tenido muy poco uso. No se cansaban de repetirme que con un traje elegante él se iba a ver como realmente merecía. Es que trataban de ayudarme y lo valoro, no obstante, los consejos que me daban parecían reglas que había que respetar de manera obligada y que a mí no me daba ganas de aceptarlas. Las co- sas no tenían por qué ser como eran o como se suponía que debían ser. Partí por eso a comprar una chaqueta azul de mezclilla igual a la que él llevaba cuando lo conocí para que con ella puesta cerraran su ataúd.
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