El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
81 50 años del golpe de Estado en Chile –A ver– golpeó las manos la señora Charo.– Pónganme aquí un par de poncheras, vasos, ya pues, espabílense niñas– ordenó con voz de mando. Luego miró a una. –Anda a arreglar los baños, me pones doble toalla en las pie- zas y jabón Camay. –Jóvenes, quiero que se sientan como en su casa, mejor que en su casa– rió. La risa de la señora Charo era más temible que su enojo. –El ponche yo lo preparo clarito para que dure el entusiasmo y no se venga abajo el mástil– decía, manoteando todo el tiempo mientras hablaba y empujando al Topo hacia una de las piezas. –Tanto tiempo que no venía Toribio, venga a contármelo todo– dijo y cerró la puerta. Alguien puso música a todo chancho. Una muy curiosa com- binación de Lucho Barrios, Beatles y corridos mexicanos que no he- mos vuelto a escuchar nunca más. Una bandada de mujeres nos cayó encima, codeándose, rién- dose, con las risas tendidas en un alambre muy alto, miren a ese ruciecito, qué lindo, ese es para mí, salta para allá, patuda, yo lo vi primero. La voz de trueno de la señora Charo llegó desde el segundo piso. –Me atienden superior a los jóvenes, mijitas, miren que vie- nen desde Concepción para vernos. Ya, Leidi y Yenifer, al fondo, para hacer el cuadro plástico, acción, acción, no quiero gente quieta aquí. Todo el Cuarto Medio D entrando a la adultez a empujones, alrededor de la ponchera, con las mujeres de fuerte aliento, levantán- donos el pelo, tomándonos de la barbilla, llevándonos para las piezas de arriba, casi en brazos. De pronto, hubo un grito. Dos mujeres venían bajando de un ala al Lucho Soria, literalmente colgado de las orejas.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=