El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
66 El tejido de la memoria fue testigo de ese extraño momento entre los amigos. Los dos se quedaron en silencio, sin mirarse, como si estuvieran soñando con los ojos abiertos o se les hubiese escapado el alma a un lugar lejano. Juntos, trazaron un plan del que nunca se supo, hasta ahora… Años después… –Don Willy, le llegó carta… –Trae remitente de Mendoza, don Willy– le dijo y agregó en tono burlesco– de Bambi Blue. Claro, nadie se acordaba de quién era Bambi Blue. Willy, emocionado, leyó la carta de la mujer y conmovido recordó este ir y venir al rescate de tantos. Willy dejó de leer la carta cuando vio venir a Adelita, ya muy anciana. Dejó el papel a un lado y la ayudó a sentarse en una silla. Había llegado en el momento preciso para contarle la verdad y darle una noticia. –¡Willy, qué me está diciendo! –Sí, Adelita, así fue como entre Ramón y yo alcanzamos a salvar a veinte personas, amigos, conocidos. No a todos… Ramón sufrió mucho, porque aun poniendo en riesgo su propia vida, tuvo que presenciar cosas, hechos…Muchas veces llegó al bar a llorar, sin decir nada, solo llorar. –¿Entonces, por eso desapareció gente del pueblo? –Sí. –Los milicos decían que los pescarían, pero nunca más se supo. –Así es. Para no despertar sospechas, Ramón decía que sí a todo. –Sí poh, cómo no. –Un día, el Chuky mandó a uno de sus ayudantes a la imprenta de la Bambi, que ya había hecho algunos trabajos de propaganda “y otros” para los milicos. Agreguemos a eso que al ayudante del Chuky le encantaba la Bambi. Entonces, el pelao,
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