El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

61 50 años del golpe de Estado en Chile El ambiente que percibí en mi entorno en esos primeros días en la facultad fue discreto. No supe de celebraciones ni persecuciones internas. Creo que dominó el respeto. Posiblemente influyó, sobre los que habían estado deseando un cambio brusco, que no se pudieron sentir identificados con los métodos brutales y sanguinarios que estaban usando los militares. Es cierto que hubo fiscales (eso fue en diciembre) que nos interrogaron a todos los que habíamos permanecido hasta último momento en la facultad el día del golpe, pero supongo que eso fue una imposición de más arriba y la investigación, hasta donde yo sé, no produjo resultados. Yo sabía lo muy asustados que estaban muchos acá adentro, de modo que cuando se me notificó que había un libro donde se debía indicar la suma que se donaba para la “reconstrucción nacional” corrí escaleras abajo para estar entre los primeros y en forma muy destacada frente a mi nombre escribí “cero”. En los primeros días de reinicio del trabajo Marvin venía todo el tiempo a mi oficina y me contaba que aún no lograba ubicar a todos sus amigos, que con los que había encontrado incluso habían estado en hospitales y la morgue. La última vez que lo vi entró a mi oficina con un semblante muy gris. Temblaba de pies a cabeza. Habían finalmente encontrado los cuerpos de dos de sus amigos en la morgue y cuando fueron a informar a su embajada, les dijeron que no esperaran protección alguna y que se fueran del país lo antes posible. Me dejó de regalo una hermosa brújula que usaba cuando hacía montañismo.

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