El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
289 50 años del golpe de Estado en Chile El decano Anguita cumplió su palabra y los cargos fueron desechados. Ese fue el primer acto de coraje que asigno al decano Anguita. “No me agradezca solo a mí, Carlos”, me dijo. “Agradézcales tam- bién a los oficiales que hicieron su defensa. No es fácil ir contra la corriente en una organización tan jerárquica como el ejército. Menos aún en momentos como este. No pocos han perdido su cargo por menos que lo que ellos hicieron por usted.” Corajudo él. Corajudos ellos. Mis agradecimientos, mi reco- nocimiento y mi admiración. Mi homenaje. Fue más lejos el decano Anguita. Mostró también su coraje al proponerme intentar una conversación sobre el modelo econó- mico que los “Chicago Boys” estaban instalando, amparados en la dictadura, entre economistas de oposición y oficiales de ejército. A estos últimos preocupaba en particular la privatización de las em- presas públicas... Esto no prosperó. Yo no fui capaz de generar nombres para ocupar las plazas de los de mi lado. Daba susto, lo admito. Más aún para quienes no habían tenido la experiencia directa –de cuerpo pre- sente– que yo había tenido con el decano Anguita. No culpo a nadie. No fui convincente. Daba miedo. A mí también. Hay más. El decano Anguita fue clave en evitar la muerte de nuestro Magister en Ingeniería Económica, cuando el exitismo de los economistas privatizadores tocó nuestras puertas. Me apoyó en mis gestiones con CIEPLAN, quienes también pusieron su cuota de coraje y generosidad al aceptar la petición de apoyo académico a nuestro Magister. Hasta aquí mis experiencias directas y mis agradecimientos personales al decano Anguita. Me atrevo a postular –y aquí el constructivismo juega un rol más importante que en mi historia personal– que el decano Anguita fue un actor importante también en impedir que la dictadura reinara en “La escuela”.
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