El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

288 El tejido de la memoria me que él levantaría esas arteras acusaciones en mi contra. Me dio luego instrucciones de lo que yo debía y no debía hacer hasta que él completara su trabajo. Había surgido una alarmante acusación en mi contra, presu- miblemente de fuentes civiles, eventualmente de estudiantes de la Facultad. ¡Espionaje para Argentina! La situación era muy riesgosa por cuanto estábamos en un periodo de cuasi conflicto bélico con ese país; yo había estado en Magallanes, en terreno y con cartas geográficas –como parte de un trabajo académico en conjunto con investigadores de la Universidad Católica– y luego había viajado a Buenos Aires a un congreso académico. Por mucho menos que eso habían detenido, torturado y ase- sinado a muchas personas, algunos con menos “prontuario” que yo. El mío era abundante y aumentaba semestre a semestre con las acusaciones de estudiantes del curso Planificación Económica, que con frecuencia se retiraban indignados de las clases, acusándome de propiciar el comunismo estatista. Que ese curso sobreviviera como obligatorio de la carrera de Ingeniería Civil Industrial es otra mues- tra del poder y autonomía de “La escuela” en aquellos tiempos. Contribuía a que mi situación fuera compleja el que esto ocurría en momentos en que los economistas que controlaban la dictadura económica se vanagloriaban del éxito rotundo y rápido del modelo que habían impuesto. Incluso uno de ellos propuso eliminar nuestro Magister en Ingeniería Económica –el primero en su género en Chile, del cual yo había egresado en su primera promoción y que en aquellos momentos dirigía– dado que, según él… “en lo esencial, el debate sobre alternativas para el desarrollo económico se ha ter- minado, dado lo que ya hemos logrado y demostrado al mundo”. Una suerte de adelanto del “Fin de la Historia” que Fukuyama argu- mentara con mucha pompa y resonancia diez años después. Y que también resultara una argumentación falaz y de desastrosas conse- cuencias.