El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
282 El tejido de la memoria reales para su mejor calidad de vida e impulsando la participación en las empresas intervenidas, como era nuestro caso, sin participación capitalista ni burocrática, orientado por un sistema socioeconómico capaz de convertir las masas trabajadoras en un verdadero pueblo, o en otras palabras, en un conjunto de hombres libres dotados de un espíritu crítico que tenía como misión emprender el proyecto his- tórico nacional que correspondía a las aspiraciones profundas de la clase trabajadora en perfecta armonía con su idiosincrasia, lo que se concretizaba en los Consejos de Administración con representantes elegidos en las asambleas generales convocadas por los sindicatos de los trabajadores en el sector del área social de la economía. En estos términos, el objetivo de la revolución social no solo era cambiar las relaciones de propiedad, sino la calidad de las relaciones sociales y así el hombre productor se transformaría en un hombre ciudadano en sociedad en el curso del proceso de aprendizaje del socialismo, que se perfeccionaría en su aplicación en el transcurso del tiempo, pudiendo ser este un camino largo con obstáculos e imprevistos. Cada individuo es diferente, pero busca caminos comunes a través del diálogo y la solidaridad, cuyo sendero a recorrer es la búsqueda de la justicia social. El día 13 de septiembre, poco después de la ocho de la ma- ñana, divisamos varios camiones cargados de milicos con fusil en mano, frente al portón principal de la fábrica se detuvieron, des- cendieron rápidamente, ingresaron a nuestro espacio vital gritando “¡manos arriba!” y “¡entreguen las armas, terroristas de mierda!”. Una vez dentro recibimos culatazos y golpes sin ninguna considera- ción humana, nos trataron peor que a los animales. Un milico im- bécil gritó que estábamos detenidos y fuimos embarcados en sus ca- miones sucios, llevados al regimiento de Valdivia. No encontraron ni una sola arma. La empresa volvía a manos del antiguo propietario, un señor de apellido Acosta, quien se encontraba allí junto a ellos. Al día siguiente fue publicada una nota en “Correo de Valdivia” que
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