El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

278 El tejido de la memoria ojos profundos y tristes. Una bella camarada “del partido”, flechó mi corazón, pero mi timidez hizo que, traicionando las enseñanzas de Lenin, en vez de dar un paso adelante solo diera dos pasos atrás. Pero ahora golpeo la mesa para sacarlos del ensimismamien- to y les digo: –¿Saben?, tengo novedades: finalmente he logrado averiguar qué pasó con Turides. Todos se muestran sorprendidos por el anuncio, enrasan los niveles de sus copas y me miran expectantes, ansiosos por escuchar- me. Yo, con calma, me reacomodo en mi silla y los miro en silencio, no sin cierto desdén. Pienso que tenía razón Turides al llamarlos “corderitos aburguesados”. Después del golpe, apenas se soltó la fu- ria del lobo, cada uno volvió rápidamente a su redil y, con el paso de los años, el pasto de la economía de mercado no les supo tan amar- go después de todo. Muchos de ellos, al no ver regresar a Turides, lo sumaron inmediatamente a la lista de desaparecidos. Pero yo no pensaba así, sabía que él era muy gallo y no creía que se lo hubieran echado los milicos. Traté de ubicarlo después del golpe, pero me di cuenta de que, en realidad, nunca había sabido su domicilio, y de sus camaradas, ni huellas. Me propuse buscarlo hasta encontrarlo, con trabajo lento pero sistemático, cada cierto tiempo comenzaba con ímpetu, pero luego me desanimaba, ya que no encontraba la hebra que me conectara con él. Pero pasaron los años y gracias a la aldea global interconec- tada logré, finalmente, ubicar las coordenadas electrónicas de una amistad común quien, eventualmente, me dio la alegre y emocio- nante noticia: “Turides está vivo y reside actualmente en Suecia”. No pasó mucho tiempo hasta que alguien me envió su número de teléfono y así, finalmente, un día logré hablar con él. Yo estaba ner- vioso por la emoción: me identifiqué, le hablé con entusiasmo de los tiempos en la universidad, de nuestros reencuentros periódicos del curso, de cómo nos preguntábamos sobre su paradero, de lo contento

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