El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

255 50 años del golpe de Estado en Chile miraban con simpatía y preocupación. También observaba a la dis- tancia el movimiento de algunos autos, gente que entraba a comprar en los negocios cercanos recién abiertos y cómo la vida parecía que retomaba su ritmo habitual. Luego de un rato y sin que mediara ninguna advertencia, los militares se retiraron y nos dejaron sentados en la vereda sin más. Entonces la gente se acercó a nosotros para conversar y en- tender lo que había ocurrido, para ofrecernos su solidaridad y varios de ellos para invitarnos a comer en sus casas. Fue muy gratificante, emocionante y nos sentíamos como héroes, protagonistas de una experiencia singular que afortunadamente había terminado bien. Nos mantuvimos mucho rato conversando allí en la calle, contestando preguntas y relatando nuestras vivencias en un ambien- te relajado, con algunas bromas, risas y cariñosos palmoteos de par- te de estas personas. Esa convivencia espontánea y la generosidad de esos vecinos que apenas conocíamos configuró un hermoso final para un día que no olvidaremos. En la tarde de ese jueves decidí que al día siguiente viajaría por un tiempo a la casa de mis padres en Parral.

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