El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
249 50 años del golpe de Estado en Chile bierno estaban muy afectados, con la cara desencajada, angustiados, a punto de llorar. Y los que nos considerábamos opositores inten- tábamos solidarizar con nuestros amigos, manteniendo un silencio respetuoso. El resto de la tarde nos encerramos en nuestra residencia, como exigía el decreto de toque de queda que se había emitido, y dedicamos muchas horas a ver las noticias por televisión en un am- biente de tensa tranquilidad. En la noche la situación empeoró bas- tante, porque durante casi todas las horas de oscuridad se escucha- ron frecuentes disparos y explosiones en lugares que imaginábamos cercanos, pero cuya ubicación exacta no lográbamos precisar, y que suponían enfrentamientos entre militares y focos de resistencia de partidarios del gobierno. Al día siguiente volvió un poco la calma, con calles de aspec- to fantasmal, vacías de vehículos y de peatones, sin ruido alguno. Pese a lo vivido en la jornada anterior, creo que ninguno de nosotros tenía excesivas preocupaciones o temores en el plano personal, excepto que pronto se hizo evidente que íbamos a tener problemas con la comida. No sabíamos de lo que disponíamos y obviamente el personal externo de la cocina tampoco iba a llegar. Nos organizamos para realizar las tareas domésticas más básicas y encontramos unos pocos víveres para uno o dos días. Alguien des- cubrió un saco de legumbres en una bodega, lo que nos alegró y tranquilizó enormemente, porque no había certeza de cuánto podía durar el encierro. Gracias a eso en los días siguientes comimos le- gumbres al almuerzo y a la cena. En la noche de ese miércoles 12 de septiembre sorpresivamen- te recibimos la visita de Manuel Riesco, destacado líder estudiantil de Ingeniería y vice presidente de la Fech, que venía solo. En la actuali- dad es un conocido economista, miembro del Partido Comunista y esposo de la diputada Carmen Hertz, también comunista.
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