El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

226 El tejido de la memoria él me miraba auscultándome, creí percibir una leve sonrisa, se sacó los anteojos, mostrando su mirada fría y celeste. Sin alcanzar a decir nada, sentí una fuerte patada en la espalda que me quebró en dos, alguien me agarró del pelo, me pusieron una capucha en la cabeza y me metieron a un auto. Solo recuerdo insultos y golpes, no tenían necesidad de preguntarme nada, sabían todo de mí. El hambre, la sed y los traumatismos hicieron lo suyo, me convertí en una piltrafa humana, hasta recibir un amoroso disparo final. Aún hoy, aunque ellos no me perciban, sigo visitando a mis padres y la casa, en la que no volvió a haber alegrías, ni conversacio- nes, ni abrazos.

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