El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
209 50 años del golpe de Estado en Chile tenía tomado del brazo y me hizo señas para que entrara a una de las piezas que daban al pasillo ese. Me soltó el brazo y entré. A boca’e jarro me encontré frente al oscuro rostro espantado de Nelson. Un poco más atrás, divisé la blanca y tersa cara de Omar. Este, más sereno que Patricio, que estaba al fondo, tembloroso, sen- tado en una de las camas de abajo de los dos camarotes de estructura metálica del tipo regimiento, que constreñían aún más el ya reduci- do recinto. No recordaba haber estado antes en una celda. Éramos los mismos cuatro nombres seleccionados que está- bamos con mucho frío en el porche ese. Solo nos miramos aterrados, nuevamente no hablamos nada. Tampoco dormimos. Sentí siempre mis ojos abiertos al unísono con los de ellos. Fue la noche más tétrica de mi vida, sin saber lo que vendría… A Greg Grey se le había dormido una pierna. Ese típico hor- migueo que le recorría desde la ingle hasta sus pies, transformó la comodidad inicial en lo contrario. Una tensión corporal invadió su ser. Detuvo la lectura. Después de caminar un poco, se mitigó el hormigueo y tam- bién el temblor de las manos. Se acomodó de nuevo en el sofá rojo y prosiguió: … los 5 días que estuve en el Centro de Detención y Tortura Cuatro Álamos, que dirigía la Dirección de Inteligencia Nacional, me pasaron muchas cosas: – Inventé un juego parecido al solitario, con unas monedas de 10 pesos (que nunca entendí por qué no me las quitaron), usando las diferentes trazas de líneas y franjas del desteñido diseño, tipo escocés, de las frazadas. Los cuatro jugamos mu- cho con ellas. – Me interrogaron tres o cuatro veces, no recuerdo bien. Me preguntaban siempre por los mismos personajes y yo, como siempre, no sabía qué responder.
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