El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
202 El tejido de la memoria detrás de mi casa; yo, como niña, vi la preocupación de mis padres, dos adultos con cinco niños. Corrí para llegar más pronto y mi ma- dre me tomó del pelo largo, evitando que fuera una muerta más en dictadura. En alguna ocasión escuché a mi padre, un demócrata de lomo y toro, contar de aquellos lamentos agónicos que se escuchaban en las calles, vertederos, e incluso en el sitio eriazo detrás de mi casa. El sufrimiento se caló en mi cuerpo y mi corazón, empati- zando con el dolor de mi país y toda su destrucción. Mi tío Toño , un sindicalista luchador de los trabajadores, fue golpeado en un hospital público, llevándolo finalmente a su muerte con menos de 40 años, y mi tía, una mujer luchadora, valiente y resiliente, fue una viuda y mis primos pequeños de 7 y 8 años fueron huérfanos de la dictadura. Los siete y ocho años marcan la vida de muchas personas, en mi caso los 12 años, ahí quede huérfana de mi padre, el sostene- dor de la familia y la dictadura se hizo más intensa después de su partida. Tenía sueños, médico veterinaria, soñaba con ser Miss Chile, creía que podía lograr algo con mi belleza interior. Pero ahí me di cuenta de que no pertenecía a la casta que lograba esos sueños. Cuando salí del colegio mi madre me aterrizó, al decirme "tienes que trabajar, yo no puedo pagar estudios" y esa es la realidad de muchos de mi edad, todos los sueños se perdieron en un pozo oscuro por el beneficio de unos pocos. No pasó mucho tiempo para darme cuenta de que mi encan- to interior solo podía servir para un grupo de pudientes aprovechan- do sus cargos con insinuaciones, y la realidad era simple, no importa la inteligencia, las oportunidades eran para otros, no para personas como yo… yo solo era una más en un millón.
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