El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

198 El tejido de la memoria Este plan acordado, lo habían ensayado varias veces, incluso llegaron a pensar que era una fantasía, pero hoy lo ponían en práctica, de pie frente a ellos, en toda su realidad. Hasta el momento nunca nadie había fallado. Víctor encargó a Pedrito de contactar al Nico y al Pocho, este último jefe de un equipo vecino, con los cuales ya habían jugado juntos. Si todo iba bien, estarían completos para el partido de mañana. De vuelta, se detuvo frente al negocio del gringo, notó que como por milagro habían aparecido todos los productos racionados. Compró algunas cosas para comer, con eso tendría hasta el día siguiente. Canceló poniendo los billetes sobre el mostrador, el gringo tenía una mirada desconfiada. A pesar de esta súbita abundancia, los consumidores no eran tantos a esa hora. Al irse, Víctor le dijo de pasada: ¡Ahora estará contento, don Walter! El gringo no respondió, fingió estar muy ocupado, entró a la bodega y desapareció en la pieza de atrás. Se despertó en él un hambre de semanas, preparó un desayuno abundante y después se dedicó a ordenar la pieza. Eliminó todo papel comprometedor, rió frente a lo magro de sus pertenencias: un bolso deportivo donde cabía su ropa, algunos libros, casetes, la radio chica y el paquete de cartas. Se preguntó si valía la pena seguir guardando las misivas de Laura, ahora ni siquiera sabía dónde estaba, ni con quién. Con un gesto de rabia las tiró dentro del bolso. La radio seguía soltando a los cuatro vientos su bandada de cuervos negros. La muerte estaba en todas partes. Pensamientos negros lo rondaban. ¿Cuál sería la suerte de tanta gente? ¿En qué momento le tocaría a él? Cerró los ojos y apretó los puños. La noche con sus sombras cubrió los cerros, y con ello volvieron de nuevo los ruidos de helicópteros, camiones, disparos, en el cielo una gran luna se imponía, bañaba el puerto con su luz fría. El encuentro del grupo fue a la hora acostumbrada. Sin golpear, cada uno entró a la pieza, en algunos el abrigo ocultaba un fusil, otro

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