El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
167 50 años del golpe de Estado en Chile mos aquí, mientras bebíamos un vino rojo y espeso. Fue como si el tiempo no hubiese transcurrido jamás y fuéramos los mismos ado- lescentes plenos de sueños y largas cabelleras desplegadas al viento. Un día alguien contó que, tras vivir un tiempo solo en París, Remigio se había suicidado, sin dejar explicaciones. Nos quedamos helados. O más bien congelados por el dolor, súbito, intenso, deses- perado. Sin embargo, seguimos caminando. Dando pasos, adonde sea. No sé si huyendo o avanzando. Quisiera creer que alejándome del sufrimiento o de la fatalidad o de la muerte. También quisiera creer que acercándome a ellos: a Héctor y Remigio. Pero no lo sé. Solo seguimos, sigo, caminando.
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