El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

165 50 años del golpe de Estado en Chile relato extenso y vigoroso. Héctor denegó con el rostro varias veces mientras elaboraba un nuevo paso, levantando una pierna que pesa- ba media tonelada. Le cuesta caminar, pensó Remigio, como si transportara el mundo completo sobre sus espaldas. Tan afligido, tan exhausto, tan vencido, eso concluyó Remigio. Sin embargo, aún se da maña para advertirme. Para salvar mi vida. Aquello meditó Remigio mientras daba su propio paso hacia Héctor, uno que acortaba aquella enorme distancia entre ambos, aunque quedaban apenas unos metros para que se cruzaran por última vez. Héctor movía los labios y emitía mensajes inaudibles que Remigio tuvo que descifrar o imaginar, combinando ambas habilida- des. Aquellos movimientos le revelaron el horror oculto detrás de los parabrisas reflectantes, las ventanas cerradas a machote, los sótanos inaccesibles donde reinaba la noche eterna. Ambos dieron sendos pasos para acercarse, aunque la distan- cia entre ellos se tornara imposible de transitar. Remigio recordó que Héctor había cumplido dieciocho años unos días atrás; se llevaban apenas unos meses. No era una edad para vivir esta clase de cosas –esa idea le vino a la mente–, pero ¿qué más podían hacer? Ellos no habían escogido el camino a seguir. Y cada vez que la vida les ofreció una disyuntiva nueva en aquellos tres acelerados años, escogieron en conciencia. Solo les quedaba seguir caminando. Eso lo sabían ambos. Lo tenían perfectamente claro. No había alternativa. Y aspiraron el aire de aquella mañana fresca para inflar sus pulmones con oxígeno y seguir viviendo la clase de vida que les correspondió. De modo que avanzaron; ahora estaban apenas a un par de metros. Podían verse muy bien. Héctor no se había afeitado en varios días y las ojeras de- lataban sus padecimientos. No obstante, le sonrió. Era una sonri- sa amarga y tierna, cargada de amor, pero sobre todo de coraje. A

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