El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile

150 El tejido de la memoria miramos, nos sonreímos, con esa sonrisa que lo único que quiere decir es "mala suerte aquí estamos". A él lo subieron al bus cuando este ya estaba partiendo. Éramos alrededor de noventa pobladores. Algunos, alrede- dor de quince, fueron “presos de guerra” por tener de sobrenombre “conejo”, otros más «peligrosos» fueron apresados por tener en su billetera billetes de cien pesos; otros, que caían casi en la clasifica- ción de terroristas, tenían una cajetilla de cigarrillos Monza en sus bolsillos, y otros eran inclasificables, pues ni siquiera eran de la UP. En realidad, muchos de los detenidos no eran “ni chicha ni limoná”, tales como los pintores de brocha gorda, “el viejo del mote”, el que quiso ser militar, etc. Cuando arribamos al estadio ya veníamos averiados, con nuestras respectivas dosis de culatazos, golpes y patadas. Nos entre- garon a los militares del recinto deportivo, previo aviso de que éra- mos de La Legua. Después del recibimiento, de acuerdo con nuestro pedigrí, con el triple de patadas, culatazos y combos, nos metieron a un camarín que ya estaba lleno. Nadie sabía de quién era el pie o la mano contigua, de tan grande que era la aglomeración. El ambiente era irrespirable. Éramos doscientos, trescientos, quinientos o más, nadie sabe, el hacinamiento era horroroso. Creo necesario contar que antes de ingresar al camarín, nos hacían bajar los pantalones y calzoncillos y con un fuelle para fumi- gación de jardines, nos espolvoreaban los genitales con azufre, para desinfectarnos. Nunca he entendido esta delicadeza surrealista, si después te hacían mierda a golpes, o a través de corriente, lo que a muchos les significó su muerte. Después de varios días y muchas vicisitudes empezaron a interrogar a los “presos de guerra” en el velódromo. A pesar de que sabíamos en qué consistían los interrogatorios, ser llamados era lo que más deseábamos, para saber por qué estábamos allí, cuánto sa- bían, cuál era nuestro futuro o si simplemente no lo teníamos.