El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
111 50 años del golpe de Estado en Chile Gente como uno Juan Carlos González La última que vez que lo vi estaba postrado en el hospital. Le habían cortado una pierna y el médico dijo que ya no existía la posibilidad de una recuperación. Mi mamá se pasó casi todo ese mes al lado de su cama esperando el desenlace que no llegaba. A mí me había costado viajar. Me encontraba trabajando en el norte y estaba como siempre metido hasta los ojos en el trabajo. Las cosas verda- deramente importantes a veces nos rozan la piel y ni siquiera nos percatamos. Ya había sucedido una vez y no le dimos importancia. Estábamos, como se dice, curados de espanto. Es que tantas veces lo mismo. Que era la última vez, que ahora sí que iba a cambiar, y de vuelta a lo mismo, la maldita bebida con la que intentaba acallar demonios y fantasmas que lo atormentaban a diario, la bebida mal- dita que nos arrebató la infancia, haciéndome crecer antes de tiempo para hacerme cargo de mis hermanos, porque mamá estaba ausente trabajando hasta muy tarde porque él ya no se encontraba, o si por casualidad andaba por ahí, su corazón y su mente estaban tan lejos y tan perdidos que ya casi no nos reconocía. Las terribles consecuen- cias de la memoria salvaje que lo atormentaba. Cuando llegamos del colegio con mi mamá lo vimos llenar una vieja maleta con ropa y otras pequeñas cosas. Nos dijo que se iba a internar, que era un tratamiento en Santiago y que no sabía cuándo
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