El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
108 El tejido de la memoria (Siempre me he preguntado si en ese coro inolvidable habrá estado la voz melancólica de mi amigo Hugo Salinas). En los buses, nos trasladaron a Tres Álamos en Santiago, al último chequeo de datos. Finalmente, a las cuatro de la tarde, salía- mos caminando, libres, traspasando los amplios portones metálicos. Sí… ahí estaba Elena Sepúlveda, mi madre, aguardando para abrazar a su hijo. En cuanto me divisó corrió hacia mí y me abrazó, con un abrazo largo… largo. Por mi libertad levantaste muchas voces. Apelaste a tribuna- les de justicia y de militares. La respuesta fue siempre la indolencia. Entonces, recurriste a las altas esferas de la iglesia católica, a través de la monjita Dolores Sepúlveda, mi “tía Corazón”. Me visitaste allí mismo, en Tres Álamos, y estuviste conmigo en Puchuncaví. A 48 años de los hechos y cuando ya no estás, mi eterna gratitud…mamá. (Jamás entenderán los dictadores y violadores de Derechos Humanos, que la prisión y la tortura consolidan los ideales). Ahora, en libertad, con el ímpetu de mis 23 años, vuelvo a retomar los estudios de Pedagogía en Curicó y emprendo el viaje a mi reencuentro definitivo con Lily. Curicó, 1 de septiembre de 2023
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