El tejido de la memoria: 50 años del Golpe de Estado en Chile
107 50 años del golpe de Estado en Chile (Fue un sentimiento grande de alegría por mi propia libertad, pero de pena, al mismo tiempo, por las compañeras y compañeros que se quedaban presos en las cárceles de la dictadura, con un desti- no incierto de vida o de muerte). Estuve en la incertidumbre hasta las dos de la tarde, hora en que la Radio Minería informó: “… En atención a los cientos de llamados telefónicos recibidos desde todos los rincones del país, re- petiremos el listado de los ciento sesenta presos políticos que serán liberados en las próximas horas, en virtud de la Ley de Amnistía” . (Escuché mi nombre, en el número 5, en completo silencio, junto a un grupo de compañeros en una celda, a escondidas, y ocul- tando la pequeña radio a pila). Atrás quedaban los días de cárcel, cuando creía que mis fa- miliares no me visitaban porque, supuse, estarían molestos por mis convicciones políticas. Después entendí el contexto real. Nadie sabía dónde me encontraba. Para la verdad oficial estaba desaparecido. En estas circunstancias, volver a la Libertad era igual que volver a la vida. Me preguntaba… ¿se habrán enterado en mi casa, en Mulchén? ¿Habrá alguien esperándome a la salida? (Estuve a punto de partir al exilio. El CIME, Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas, me invitó a irme a Suecia. No lo hice. No me arrepiento. En mi decisión primó el cariño por Lidia Ximena, Lily). Mi libertad El 23 de diciembre de 1975, a las once de lamañana, arribaron al campo de concentración de Melinka cinco buses de Carabineros. Rápidamente nos formamos frente a las puertas con todas nuestras pertenencias, mientras avanzábamos hacia la libertad. Al otro lado de las alambradas, resonaba emocionado el coro de despedida: “Se va, se va y no volverá…”
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=