América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán
David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero Escuela México de Chillán Ernes to Eslava: Pintura Mural 1 Escuela México, 1943 E n los muros de la Biblioteca de la Es- cuela México, Siqueiros ha ejecuta- do, con su dinámica pictórica, docu- mentos humanos que sobrecogen al prirncr golpe de vista. La rea lización de sus motivos está desarrol bda en fondos cóncavos, de más de medio rnetro. Una de las preocupacio- nes del artista ha sido la cor rección del rec- tángulo, mediante el adelantamiento de sus cuatro lados, con el objeto de impu lsar el movimiento, dada la movilidad del es- pectador en tránsito, frente a la obra. Esta técn ica produce vivos resul- tados, y el espectador inconscientemente, se asocia a la mov ilidad inalterable de las figuras y, se apropia de sus sent idos y de sus acc iones. En el muro sur está dise,hda, con rasgos indelebles, una trascendental sínte- sis simbólica de las diferentes y heroicas etapas de la historia emancipada de Chile. Al norte surge la historia secular del México de vei nte siglos atrás, pasando por entre las titánicas luchas sostenidas por las civili zaciones: azteca, maya, pre- colombinas en general, cont ra el formida- ble invasor de la Conquista, hasta llega r a la benemérita mano de Juárez, impulsador vigoroso del insostenible avance social que culmina con su actual estado republicano. Frente a las puertas de la Biblioteca están desarrollados los bustos, con rasgos impresionantes )' profundamente huma- nos, del ex Presidente de la República don Pedro Agu irre Cerda y del President~ de los Estados Mexicanos, don Manuel Avila Camacho. Cada uno de los mot ivos de esta obra siqueiria na hablan por sí solos; es jus- tamente una "oratoria pictórica", como ha dado en denominarla el pi ntor. En la parte central del muro Histo- ria de Chi le, se destaca violentamente una gigantesca y sangrante figura humana: es Galva rino, nuestro héroe ancestral, que renace en el muro con todo el vigor de su glorioso pasado. Lleva en alto sus brazos cortados y goteantes de sangre, como si pi- diera just icia y venganza. Da una viva im- presión de gest icular y azuzar a las huestes con sus formidables músculos desnudos. En este trozo, el artista muestra a la faz del visitante al titánico valor de nuestros autóc tonos héroes del pasado. Adherido a la vigorosa cabeza del toqui, respla ndecen corno vibrantes linternas los azu les ojos de Franc isco Bi lbao y su desafiante cabellera rubia. Permanece en una actitud de sere- nidad y reposo, con los espontáneos rasgos de di lec to defensor de la libertad .
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