América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán

L ,ur'í'.lO(l Cu('\ ',l r.1, 1~S9-1yMi. l n~té, <'t .1 lá b ,c11cb tll· Be- llas Arh."S, ÍUf .1lumno d" Fcnundo Al\',m.'Z dt"Sotoin,\. ror, Albt>rto V.11.: 111.ud. , 1.l ,mt)i.., Ric:mlo R1..:hon-Brunl.'t )' Pedro L11',\. Vi.1jó ,1 Europ.1 jun io .,1 ~1·upo tle bc... -.1dos de 19 2$, íomun.lo p,trh.' ,.fo b di:nom i n,tdJ Gc1wr,K1Ón del 18. Eo Esp.:ill.1 sc intcrc:-ó por b ¡>i1Hur.1 mural . dC' l.1 o ul ll ('gó ;1 "t' r tl1.•,;t.1<:,1Jo <."uhor >' m:u:stro, cre.mdo a su rcgrei-o a Chile, ('n 1y32_, d curso de p intur.1 mur.11 en ti Esrucl,t tk Bcll,,s Artes. Fue ~,rofcsor de dich.t csrnd,t por m:i~ <lt.' trein1.1,mo,. de continuidad espacial para plasma,· plás- ticamente este drama: una representación alegórica que integra en un solo relato, a tra- vés de contraposiciones }' paralelismos, las historias de México y Chile. Propone para ambos países un sino emancipatorio com- partido, que hunde sus raíces en el pasado }' se proyecta hacia el futuro. Sin embargo, más allá de su conte- nido alegórico, el mural y su historia son en sí mismos una alegoría concreta del ca- mino paralelo que seguían los procesos de modernización política, artística y social que se desarrollaban tanto en Chile como en México. La creciente intervención del Estado en el desarrollo de la economía, la implementación de ambiciosos programas de reforma de la educación, el sesgo nacio- nalista de los ideales modernizadores, son todos elementos claves de estos caminos paralelos. Caminos que también son visi- bles en el desarrollo de la cultura material característica del periodo -muchas veces directamente promovida desde el Estado-, que tendió como nunca a dotarse de una particular coherencia plástica y visual, }' cuyas manifestaciones fueron diversos pla- nes urbanos, edificacio11es }' ornamentos arquitectónicos, pero también objetos ut i- litarios, material gráfico}' obras de arte. , A partir de esta referencia concreta, po- T .1llcr dl· pmtur.1 mt1r,1I, dd ¡>roft'sor L.1ure,1no Gucv,u,1, EHud,1 dt• l\dla.i. Arlt•~. Uniwr, id.1d de Chile. Ar<'hfro Unin·r:?iid.1d de Chile, 321 ' 1 ,. ' ' \ A r 1,1. e ,11 1 demos vislumbrar una matriz critica en la que se puedacomparar el dc.'sarrollo de los procesosmo- demizadores en México y Chile entre la décadas de 1930 }' 1950.Unamatrizquepennitadarcuen- t.1 de c,,tos procesos paralelos -}' de los paradigmas ideológicos c¡ue los promovieron-, estableciendo en qué medida 6,os tienden a integrarse a paitir de ciertos acontecimientos, pro}'ectos y categorí- as. A su vez, esta matriz permite abor- dar en conjunto el estudio de las artes visu- ales, el diseño y la arquitectura del periodo. Esto porque el objeto de estudio así lo exige, como veremos. Pero también porque ,mes- tro abordaje es coherente con el de la lústo- ria de la cultura material, y con el enfoque lato que propone la Nueva Historia C11lt11ral, que nos prestan un soporte metodológico que integra diversas disciplinas -desde la se- miótica a la iconografía- como una manera de afro ntar desde las más diversas dimen- siones el desarrollo histórico de los objetos }' hábitats creados por el hombre, así como las políticas que los han sustentado. La "integración plástica" Como una primera hipótesis para comparar estos desarrollos paralelos, tenemos el despliegue de ciertos acontecimientos que van a marcar etapas de este proceso, pero tam- bién a un concepto que se convertirá en una cifra de muchas de las aspiraciones del pe,io- do, }' como tal nos servirá para articular un ob- jeto de estudio amplio. El concepto, que será analizado detenidamente a lo largo del texto, corresponde a la idea de i11tegració11 plástica. El primer momento que marcará una etapa de este relato se abre con la reela- boración de modelos decorativos prehispá- nicos -en clave Art Déco- que se difunden en las edificaciones }' el dise110 de objetos en Chile y México, especialmente a partir de la construcción de los pabellones con que ambos países estarán representados en la Exposición lberoamericana de Sevilla de 1929. Un segundo momento se abre con el encuentro concreto que se da entre el pro- ceso mexicano y el chileno a partir del mu- ral de Siqueiros ya referido y, en general, a la

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