América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán
P,lg. 25.- P.tblo Nerud,1 >' D.wid AJfato Siqueiros, Mtx1co, fotografíaFundaciónNcruda. 241 \\11 Rl< .\ 1 \ l \ l A\\ \·h \l11r.1I) 1~r.1,, Puhlt,,, 11C' l.1ll.in norte, fueron abruptamente detenidos por la policía. En el hotel donde alojaban, de- bieron permanecer detenidos, al parecer el gobierno chileno le había denegado el ingreso a Chile. Después de un llamado al embajador Octavio Reyes Spíndola, con- cluyeron que la única soluc ión era ll~mar personalmente al Presidente Manuel Avila Camacho y que éste llamara privadam4:nte a Pedro Aguirre Cerda. Y así se hizo. Este llamó a Aguirre Cerda, planteándole que el pintor David Alfaro Siqueiros había sido comisionado para pintar un mural en la Es- cuela México de Chillán. La pregunta que nos hacemos es: si el visado facilitado por el cónsul Pablo Neruda había sido aproba- do por el gobierno chileno )' el gobierno mexicano, ¿Dónde estaba el inconveniente, o la descoordinación entre ambos gobier- nos?Si el artista iba a hacer una contribu- ción ¡Por qué se le negaba el paso? ¡Extraria situación! Nunca aclarada. El acuerdo entre los dos manda- tarios fue el siguiente: "El se,ior David Alfan> Siqueiros, pintor mura/isla, radica- rá penna11e11teme11te en la ciudad de Clií- 11<111 1 sujeto a vigilancia de las autoridades correspondientes". 39 Ya insta lado en Chillán, Siquciros se da la tarea de conocer el espacio que decorará con sus murales. Se trata de una escuela en construcción donada por el gobierno mexicano. Enseguida conoce la biblioteca, en cuyos espacios tendrá que trabajar, y pide auxi lio al embajador Re- yes Spíndola para que le envíe ayudantes de la Escuela de Bellas Artes de Santiago. J9 Alfuo Su¡u,..irQ~. Ü J \ id, l:'f Co,-,,ufo::.t,, Gt1J.a.lOO, Mé.1:1co, 19". J>p. .}9,l. Sin embargo, se le presentan tres dificulta- des: la primera el excesivo entusiasmo de los alumnos por venir a trabajar con él, la segunda es la incapacidad de poder viajar a Santiago a seleccionarlos, dado que te- nia "la ciudad de Chillán por cárcel ", y la tercera, la incapacidad de pagarles a los ayudantes y al maestro, o sea al propio Siqueiros. "Para mí había una portavian- das de detestable comida cocinada con cebo de res, para ellos no había ni eso".'º Un llamado del pintor José Ventu- relli vino a solucionar en parte las dificulta- des, pues le solicitaba que fuera a recibir a dos jóvenes que llegaban a la estación y que al parecer "tenían medios propios de vida". Estos jóvenes eran Erwin Wenner y Alipio Jaramillo, que motivados por trabajar con el maestro, habían viajado en realidad con lo mínimo. "Muy pronto descubrí - dice Si- queiros-, que ambos pintores se habían de- jado arrastrar por el entusiasmo y dispues- to a todo habían mentido sobre su realidad económica". Si la comida t rasladada en portaviandas había que dividirlas en tres partes, después hubo que dividirla en cin- co partes, "Algo así como una olla común" ( ...) "desnutridos en extremo iniciamos, sin embargo, la tarea . Y ésta nos alimenta- ba de entusiasmo a falta de otra cosa"." La ciudad de Chillán poco a poco t ambién iba conquistando al pintor. En su- cesivas notas aparecidas en la prensa de la ciudad - diario La Discusión- surgen noti- cias sobre el trabajo de los pintores mexica- nos, notas sobre: Invitaciones a concurrir a 40 lbiJcm, PJ1. J9i 4 1 lbid.-m.
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