América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán

exigencias con la necesidad de hornos y tornos, pero que abre nuevas ventanas para la voz de los muros. Las vicisitudes de la cocción La superficie de 28 metros cuadra- dos era un desafío inminente. Trabajando en primer lugar con bosquejos, uno tras otros ampliándolos hasta llegar a los 2.80 metros del original, dio paso al trabajo sobre las palmetas (cerca de 500) que en primer lugar armó en el patio de su casa- taller. Una vez organizada la superficie, debió traspasa r la imagen de cada uno de los elementos (árboles, follajes, aves y animales) ampliándolas desde el proceso maestro. Una vez terminado ese proceso fue creando los colores adecuados para asociarse a cada una de las características climát icas. "Preparé esma ltes, óx idos y fan- gos hasta conseguir tonos que fui asocian· do a la identidad climática de cada un,1 de las estaciones". Tres capas de esmalte por palmeta y luego un horno a 1.100 ó LISO grados Celsius trajo consigo un azar inevitable . La fragilidad de las piezas cerámicas hiw que el calor quebrara muchas, debie ndo repetir los mismos procesos. Afortunadamente Guzmá n, con precisión de alquimista, ha- bía anotado minuciosamente las composi- ciones de los t intes haciendo más fácil una repetición de las partes accidentadas de est a gran composición. vez listo todo el proceso, instalarlas delica- damente sobre el mu ro, igual que cualquier otro ccrárnico, llevó una sc1nana hasta ver el mural terminado. Ximcna Cortés ü,iate, El Sur, Concepc ión, domingo 1-1 de junio de 1998 El trabajo fue lento, pues sólo 70 palmetas caben en el horno, por lo que de- :.. ·tur.ll Ow!m EMcU1 <m.ts , ('n Tcrm.u;de Chill,ln, Llm Gt11m.in .\fol iru . bió realizar varias sesiones de cocción. Una \\'Rlt\' I" "' ' 1 75

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