América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán
l,ms GozmJn ~,(ohn.1en ~o t.111<.-rdt·. cs<:uhur,1. 1741 ,'.\H l~ll 1\hl \(.\\.\ \rh \ l ·,ir1I 1 ~. Htt l'l1bl1~u .. r C 11111 n vive n en es te ambiente cerámico, tintes y cocciones. Texturas y colores le sobreviven a la intención. Entonces, pa,·a lograr lo de- seado, como alquimista t uvo que experi- mentar, labor que por cierto, había venido desa rrollando desde antes de este nuevo oficio. Así, para muchas de las tonalidades que deseaba más allá de la oferta de los es- maltes secuestró el color de las fumarolas, rob,ílldole pequerias porciones de musgo de pantanos, de barro, a la tierra, los que luego mezcló con óxidos y esmaltes hasta log rar la sensación buscada. Tampoco se olvidó de las texturas, lográndolas con fórmulas químicas y la aplicación de gredas para que "el mural sea int eractivo y se sienta la rea l dimensión del pa isaje"'. Cómo gasto paredes ... Su naturaleza (la del cerámico) te- nía un destino triste, un univel'so de soni- dos romos, indi ferenciados, donde bai\os y cocinas pa recían ser su escenario habitual. Un ambiente en el que su característica de residente a humedades y huellas excesivas, lo transformaba en materia l óptimo. Sin embargo, fue esa misma pecu- liaridad la que rescató Guzmán para optar por el ce rámico al momento de pensar un mural que estaría a la intemperie. Pero no fue la única razón. El ar ti sta sens ibilizó e l materia l y además reintentó un trabajo que en el Oriente Medio ha caracterizado por siglos la de- corac ión del habitar y que incluso otros, como el gran Gaudí, retomaron en s us obras plagadas de cerámicos, parte esen- cia l de sus construcciones . Así, Guzmán, lo reivindicó como materia l decorativo y expresivo y, com- prando o fabricando muchas de sus propias palmetas, se dio a la tarea de los grandes soportes. Una cruzada que, más allá de la simple reproducción de una imagen sobre el muro, tuvo que sortear azares y recibir el influjo de la tradición muralista de la zona. Siqueiros, González Camarena, De la Fuente, Escámez, son algunos de los que ya antes habían gastado paredes expresán- dose con este arte popular. Y Guzmán re- conoce a esos grandes muralistas y ofrece su propio aporte creativo al tema a través de su trabajo con palmetas de cerámicos. Y en esta labor d istinta a la pintu- ra, donde el valor de la pincelada pareciera tener que soslayarse hasta crear la sensa - ción genera l formada con planos de color, Guzmán fue probando hasta descubrir las posibilidades expresivas. Vínculos con la pintura ex isten, asegura. "El color tiene denominaciones co- munes y se pueden usar técn icas similares al óleo o acrílico. Incluso, con mi experien- cia actua l, podría hacer un mural acuarela- do, donde las funciones y pasos de los colo- res se logran con un estudiado trabajo del aerógrafo". El caso es que con la obra reciente- mente instalada en la cord illera de Chi llán, el mura l parece (desde las mismas paredes) reiterar su presencia. Presencia que en este caso se remonta a una nueva expresividad que, del punto de vista técnico, tiene más
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