América es la casa. Arte mural y espacio público en Chillán
El paso de u na etapa a la otra está resuelta medi.1ntc la in- clusión de la araucaria, que es uno de los árboles más bellos y au· tóctonos del país, cumpliendo la funció,1 de unificar la obra, sim- bolizando, a la vez, una de nuestras riquezas naturales. La primera parte nos muestra a un joven, que por haber vi- vido la infancia y adolescencia con grandes conflic tos de tipo fam i- liar, eco nómico y social en una zona agrícola, nu nca fue educado para seguir carrera mili tar. Por eso, más bien fue un agriculto r, se puede decir que fue un período sombrío de su vida, de ah í q ue la escultora haya convenido en presentarlo con ropaje de campesino, típico exponente de nuestra zona; la figura aparece triste y metan- cólica, desgarbada y cabizbaja. Adcm,ís incorpo ,·ó un helecho, sim• bolii ando la humedad, la lluvia y la vegetación del campo chileno. Después de estos cleme,ltos de la llora, llegamos a b fase principal, do,1de se produce una marcada d iferencia respecto a la primera. Corresponde a período de luchas, de batallas )' de violencias que debió enfrenta r como guerre ro, templa ndo su vida en el sacrificio y en el sent imiento de libertad. Aun aquí aparece vest ido de cam• pesino, pero es 1111 hombre diferente al representado en la prime- ra etapa, ahora es agresivo, decidido, montando su cabalgadura en actitud de ataque. Si b etapa anterio r es sombría, aquí es violenta, como un estallido de la Independencia Nacional. • ,, 1161
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