La evaluación universitaria: antecedentes, desarrollo y proyecciones [tomo 02]

93 Capítulo 4. Carrera Académica 42. Estas características se derivan de un análisis de los procesos de profesionalización desarrollados en los países europeos en torno al siglo XIX. 43. Aunque como advierten los autores no opera bajo las lógicas de un mercado convencionalmente entendido en términos económicos o utilitaristas. 44. De acuerdo con esta distinción, al analizar las características de la profesión académica es posible recurrir tanto a un análisis de las posiciones en el mercado profesional (jerarquías existentes, instituciones con más o menos prestigio, cargos administrativos, etc.) como a un análisis de la comunidad profesional (cuál es la composición etaria de los académicos de cada jerarquía, su nivel de perfeccionamiento/credenciales, género, etc.). Si bien esta definición cubre los aspectos más relevantes de lo que se entenderá como un académico profesional en el modelo universitario moderno, constituye más bien una caracterización de la figura del académico a tiempo completo que emerge en el sistema universitario norteamericano durante la primera mitad del siglo XX. De modo que para abrir la discusión sobre los aspectos más relevantes del proceso de profesionalización académica conviene tener en cuenta una definición más general sobre los procesos de profesionalización, como la propuesta por Brunner y Flisfisch (1983). Para estos autores los procesos de profesionalización en general consideran una progresiva autonomización de los profesionales como un grupo que interviene decisivamente en su propia reproducción; lo que implica su independencia respecto a las autoridades políticas y administrativas, la potestad del grupo para la selección de susmiembros, así como para el establecimiento de las normas que lo regulan, la constitución de un ethos profesional propio, etc 42 . Estos procesos generan un mercado profesional, entendido como una serie de posiciones jerárquicas que son ocupadas por los miembros del grupo de manera competitiva 43 , y una comunidad profesional, constituida por quienes detentan esas posiciones de manera efectiva 44 . Los autores describen la profesión académica como i) un sistema de competencia por prestigio entre académicos y de distribución de prestigio entre académicos realizada por la propia comunidad, ii) con un mercado académico compuesto de posiciones académicas, definidas formalmente al interior de las universidades y jerarquizadas según prestigios otorgadas por la comunidad y iii) con una serie de procesos de distribución de las vacantes de acuerdo a la competencia entre los académicos y los procesos de competencia por la captación de académicos de mayor prestigio por parte de las universidades (Brunner y Flisfisch, 1983). La universidad aparece históricamente como el espacio en que se asienta la comunidad académica y el conjunto de posiciones que definen el mercado académico. “El académico profesional es, entonces, un asalariado de esa organización altamente burocratizada, pero a la vez llena de peculiaridades, que es la universidad contemporánea” (Brunner y Flisfisch, 1983, p. 330). Por ello la exigencia de autonomía y libertad académica como un cuerpo que regula su propia reproducción (aspecto que como se ha mencionado es uno de los factores centrales en el proceso de profesionalización académica) introduce cambios también en el modelo de universidad existente, reflejando esta creciente autodeterminación del cuerpo académico en la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y toda una serie de rasgos que definen a la universidad moderna. El proceso histórico mediante el cual toma forma lo que hoy entendemos como profesión académica es relevante para este estudio pues permite poner en perspectiva una serie de aspectos que a menudo se asumen ajenos a toda contingencia histórica, como fines ideales que deben ser alcanzados independientemente de la comprensión de los procesos que han permitido que tales fines aparezcan como los más deseables. De igual forma, la comparación internacional de distintos sistemas y sus propias encrucijadas históricas constituye una fuente indispensable de antecedentes para la investigación y la toma de decisiones. En este sentido, para sortear las limitaciones que se presentan a la investigación sobre educación superior que omite estas cuestiones, se ha de considerar que “cada sistema nacional de educación terciaria posee características propias; es resultado de una particular evolución histórica y tributario de las políticas y las estrategias institucionales que impulsan su desarrollo” (Brunner, 2009, p. 26).

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