La evaluación universitaria: antecedentes, desarrollo y proyecciones. 15 años de estudios técnicos del Consejo de Evaluación
179 Capítulo 2. Diagnósticos y propuestas para la Universidad de Chile 2.2 Definiciones conceptuales Con respecto a la forma en que se tratará el tema de la desigualdad de género, parece apropiado el uso de los conceptos de desigualdad 111 vertical y horizontal de género . Estos conceptos han sido ampliamente utilizados en la descripción de las desigualdades de género en el ámbito laboral alrededor del mundo; los encontramos en publicaciones de Académicos de prestigiosas universidades como Cambridge (Blackburn, et. Al., 2009) y Oxford (Watts, 2005), y en documentos estatales oficiales del Estado Chileno (SERNAM, 2007) y organismos internacionales (Abramo, 2006). En términos generales, la desigualdad vertical define a las desigualdades de género en el acceso a jerarquías y puestos más altos dentro de una escala ocupacional –o, en el caso de una universidad, de la carrera académica y funcionaria o profesional-, y en las remuneraciones a un mismo puesto y calificación. Por otro lado, la desigualdad horizontal está asociada a la distribución de género con respecto a ciertas ocupaciones, es decir, cómo hombres y mujeres tienden a diferenciarse en términos de las ramas ocupacionales en las que se desempeñan – lo que en el caso de una universidad tiene un correlato con las disciplinas, y las unidades Académicas que las sostienen (Escarrer, et. al., 2007). A pesar de que la desigualdad horizontal pueda no necesariamente implicar inequidad si se la entiende como elecciones tomadas por hombres y mujeres (Blackburn, et. al., 2009), sí se puede afirmar que ésta existe en la medida en que las ocupaciones “elegidas” por un género tienen beneficios sustantivamente mayores que las “elegidas” por el otro (Watts, 2005). Cabe preguntarse también hasta qué punto un grupo de personas sostenidamente optaría por ocupaciones con menos rentas y/o prestigio (Abramo y Valenzuela, 2006). Otra de las variables importantes de considerar en el estudio de la desigualdad de género a nivel académico es la diferencia en el acceso a jornadas de trabajo en términos de horas semanales trabajadas. De acuerdo con Gálvez, existe una tendencia a que las mujeres trabajen menos horas semanales que los hombres, lo que de manera similar a lo que sucede con la desigualdad horizontal, se asocia a desigualdad en la medida en que sucede sistemáticamente (Gálvez, 2006). A raíz de estas definiciones, los análisis sobre la composición de jerarquías y estamentos, las diferencias salariales, y la distribución de la jornada entre géneros corresponden para este estudio, a la dimensión de desigualdad vertical. En un segundo nivel de análisis, el cruce entre la composición de género por organismo y las diferencias de remuneraciones entre estos – en el caso de existir -, se concebirá como desigualdad horizontal, para los efectos de este estudio. 111. El concepto de desigualdad vertical y horizontal utilizado en el presente estudio equivale al de segregación que en términos estrictos es usado en los trabajos mencionados. El cambio responde a la necesidad de contar con una forma de conceptualizar las desigualdades que devienen de las diferencias en la composición de género, en lugar de las diferencias en la participación. El primer concepto es aplicable a la Uni- versidad de Chile pues hace referencia a la distribución de género dentro de un organismo o jerarquía, mientras que el segundo, calculado como una tasa entre los ocupados de un género, sobre el total del mismo género en condiciones de trabajar. Este último no sería aplicable a la Universidad debido a que se necesitaría el conocimiento del total de mujeres que potencialmente podrían obtener un cargo de académicas en la Universidad para ser calculado. Para ver la fórmula de Tasas de Participación en la Actividad Económica por género consultar Gálvez, 2001.
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