Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
86 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento de música, de danza y de teatro. Hoy en día, por el contrario, la cultura de las pantallas practica su mestizaje. Un número cada vez más importante de espectáculos de danza integra el teatro, la pantomima e incluso el videoarte. 3. Del mismo modo en que la división de las disciplinas pierde su sentido en la cultura de las pantallas, la distinción entre aficionado y profesional se ha visto igualmente puesta en cuestión. En efecto, desde hace diez años, la explosión de las comunidades virtuales en Internet ha transformado la experiencia del juego de rol, universalizándola. La revolución de Internet permite a cada uno de los internautas compartir una verdadera escena pla- netaria con miles de otros actores virtuales. Todos juegan para los otros y con los otros, hasta el punto que el mundo entero parece volverse un teatro. De golpe, nadie se asombra de ver a un buen actor de teatro ser integrado en un espectáculo de danza, mientras que un excelente bailarín puede im- provisar una secuencia teatral de manera mediocre. Ciertos espectáculos de danza y de teatro van, incluso hoy en día, más lejos. No solamente propo- nen a profesionales de ciertas disciplinas improvisar en otras en las cuales no tienen forzosamente competencia, sino que integran también verdade- ros aficionados. Estos aparecen en escena como para evocar aquello que la mayoría de los espectadores podría llegar a hacer, si se encontraran allí ellos mismos. Estas opciones participan, evidentemente, del deseo de volver a poner en cuestión la separación entre espacio de la escena y espacio de la sala. En efecto, la cultura del libro no solamente ha levantado una barrera entre quienes escriben y quienes leen sino, también, entre quienes produ- cen sobre una escena y aquellos que los observan. Por el contrario, la cultura de las pantallas, otorgando a cada uno la posibilidad de producir sus propias imágenes y mostrarlas – gracias a Internet – , invita a cuestionar esta distin- ción en todos lados. 4. En la cultura de las pantallas, la distinción entre quienes producen y quie- nes observan tiende, en efecto, a abolirse 6 . Esto es particularmente evidente en el dominio de espectáculos que utilizan el cine y el video. Un film puede, hoy en día, ser realizado completamente con películas grabadas en el telé- fono portátil por parte de desconocidos que no tienen ningún vínculo con el medio cinematográfico. Es el caso del film Fragmentos de una revolución 7 , un documental de 55 minutos realizado enteramente con imágenes toma- das por un teléfono móvil que, registradas en ocasión de las manifestacio- nes iraquíes del 12 de junio de 2009, se encuentran disponibles en Internet. 6 Cf. Serge Tisseron, L’empathie au cœur du jeu social (Paris: Albin Michel, 2010). 7 Fragments d’une révolution. Documental Anónimo. Mille et une Film, LCP Assemblée Nationale, L’atelier documentaire y TVM Est parisien. Francia, 2011, 55min, color. Film
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