Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

Paradigmas biopolíticos en la producción de música contemporánea / Jorge Martínez – 77 Muchas de estas obras solicitan del intérprete largos lapsos de sonidos estáticos, de manera que la máquina pueda ejecutar sus manipulaciones y controles de manera facilitada y expedita, como es el caso de Babel , del compositor mexicano Rodrigo Sigal 16 ; el intérprete, por su parte, debe estar atento a la pantalla y a las señales del director, quien a su vez es “dirigido” por los algoritmos del programa. Así, en una lógica lineal, isocrónica, externa, resulta anulada la libre disposición del intérprete para ejecutar y controlar su propio gesto cinético-acústico-cíclico-sonoro. De todo lo anterior, ya la partitura decimonónica contenía elementos para no ser nada más que el trazado tradicional del momento donde el intérprete resigna su soberanía y autonomía a la lógica del dispositivo para convirtirse en mero “ejecutan- te”. Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde el momento en que el intérprete barroco improvisaba y recreaba, sobre el código pnemotécnico de un programa de ejecución bastante flexible, el acompañamiento de un bajo cifrado o una monodia libremente melismática: fue Giulio Caccini, con su Nuova Musica 17 , quien por vez primera insiste en anotar precisa y escrupulosamente aquellos adornos. Pero aún es el humano, representado por la figura del compositor, quien asume y expropia al intérprete esa soberanía. Obviamente el papel del compositor como un deus ex machina del proceso de actuación de la música ha dejado abierta una senda de deshumanización ya desde los tiempos del inicio de las partituras. Ello remite a la revolución que representa la escritura de la música y el papel jugado por esta arcaica forma de virtualización del gesto sonoro. En ella, el gesto es cristalizado y fijado (como en toda escritura) por signos gráficos, que no sólo se deben interpretar y leer, sino que, en su seno, ya contemplan la posibilidad de una música a priori : un gesticular sonoro, definido y pensado “afuera” del gesto físico, y con independencia de este, para introducir la po- sibilidad de especular, hipotetizar y, después, realizar gestos sonoros y sus correlatos físicos. De Caccini a Ferneyough 18 , la actitud controladora, manipuladora, resulta manifiesta. No deja de ser interesante el dato de que este asunto sea contemporáneo de la instalación del capitalismo bajo su forma mercantil. De allí a la plena expropiación, a través del paradigma romántico de la música absoluta, el proceso se vuelve contra- dictorio y lleno de derivas causales. No deja de ser paradojal que sea justamente el momento de mayor auge del “virtuosismo” y del concierto espectacular, aquel perio- do donde ya maduran las condiciones para los paradigmas biopolíticos. 16 Rodrigo Sigal, “Babel,” en Manifiesto (México D.F.: CIEM, 1998) disco compacto. 17 Colección de monodías y canciones por el compositor Giulio Caccini, uno de los ejemplos más signi- ficativos del temprano barroco. Cf, Giulio Caccini, Le Nouve Musiche (1602; Middleton, WI: A-R Edi- tions, Inc, 2009). 18 Bryan Ferneyhough (Coventry, 1943) Compositor Inglés de música clásica y ópera.

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