Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
Paradigmas biopolíticos en la producción de música contemporánea / Jorge Martínez – 69 de reflexión de estas sondas críticas al campo de la música y, en especial, a aquel de la música electroacústica contemporánea. Biopolítica, cuerpo y temporalidad musical El primer orden de dificultades teóricas nace del hecho que, en general, la música ocupa un espacio significante muy diferente a aquel de las artes visuales. Ella ha sido definida como “arte del tiempo”, aun cuando todas las actividades humanas se des- envuelvan en la dimensión temporal, por lo que resulta evidente que ella ocupa este espacio temporal, aunque de forma muy particular. De hecho, más de algún autor ha querido ver en la música una “máquina para engañar el tiempo” 6 , pues parece cierto que ella usa del tiempo para re-articularlo y convertirlo en objeto central de sus juegos y recursos. ¿Tiempo como memoria? ¿Tiempo como simple correlato de la extensión vital? ¿Simple forma de esperar la muerte? En todos estos aspectos, el tiempo es a la música lo que el espacio es a las artes visuales. Pero tiempo y espacio son diferentes y, por ende, proyectan y contienen sus formas estéticas de manera di- versa. De allí un primer orden de problemas que será necesario enfrentar y resolver. Otra dimensión está dada por el cuerpo y su producción directa: el gesto. Tener cuerpo es, esencialmente, “estar en el mundo” con él, a través de él, mediante él; en concreto, “gesticular”, que es la forma más directa de cómo somos en el mundo, ex- tendiendo nuestro soma y poniendo “en mano” la afección de este mundo. Todo ello ha sido materia de la filosofía desde hace mucho tiempo, pero no ha sido igualmente teorizada la materia prima por excelencia de la música: “el sonido”, dimensión que se explaya, como significado, en y sobre el significante, representado por la dimen- sión tiempo actuando sobre el gesto del intérprete. La sensación acústica en la base del sonido emana directamente de la energía cinética del gesto. Los instrumentos musicales no son sino máquinas de control y amplificación de esa misma energía cinética, de su transformación en energía sonora y, posteriormente, en sonido. Pero la obtención del sonido en la esfera mental, como concepto, depende directamente de las variaciones de ciertas magnitudes en la sensación acústica, todo en función del tiempo. De esta forma, el sonido es relacional, y su existencia se asume por la diferencia de momentum , en una lógica de forma-fondo con su sombra, el ruido. Desde este último punto de vista, la dimensión bio-política siempre estuvo la- tente en la producción musical, pues desde siempre ella constituyó, o “se constitu- yó”, en la transformación de materia vital en materia inerte, en “congelar el aliento”. Una referencia de esto la encontramos en el significado etimológico común de la palabra española “canto”, la cual sirve para designar tanto la acción canora como la 6 Claude Levi-Strauss, “Obertura,” en Mitológicas. Lo crudo y lo cocido (México: Fondo de Cultura Eco- nómica, 1971), 35-40.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=