Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
La experiencia agotada / Sergio Rojas – 47 en los momentos de agitación. En consecuencia, la despolitización significa hoy una cierta invisibilidad del conflicto , dado que sus manifestaciones tienden a considerar- se como expresión de la “naturaleza” humana en los individuos. En cierto sentido, la percepción de una sociedad “despolitizada” no consiste sino en la idea de que la construcción de la comunidad de individuos es algo que “no tiene solución”; y, pre- cisamente, en esa situación límite emerge la “naturaleza humana”. El neoliberalismo opera, entonces, como la civilización de los deseos , autorregulados en la sociedad del consumo. El principio de la autorregulación del mercado expresa la ficción de un orden político que ha suprimido la representación de algún tipo de trascendencia capaz de operar como fundamento, porque el orden se genera a partir de la misma realidad que se trata de normalizar: el conflicto de las necesidades individuales. El resultado es un cierto clima de apoliticidad. La idea de lo a-político toma realidad desde la despolitización. Según Roberto Esposito, la modernización trae consigo “una inmu- nización de toda forma de comunidad”, al establecer “la primacía de la sociedad, de la economía, de la técnica, respecto del dato primario de la relación” 4 . No se trataría sólo de la primacía de un orden social, económico y técnico que regula las relaciones “entre” los individuos, sino también del orden que hace posible la propia autocon- ciencia del individuo y, en ese tránsito, el nacimiento a la vida del “yo”. Porque, en efecto, el individuo nace después de haber nacido. Que tan sólo después vaya descu- briendo quién es , ello significa que ha nacido siempre prematuramente. De aquí la conocida afirmación de Lacan, según la cual “el lenguaje con su estructura preexiste a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental” 5 . El individuo se socializa debiendo subjetivar su propia insatisfacción, es decir, el hecho de no ser correspondido 6 . El yo comienza a existir esencialmente después, porque “nace” con un pasado inasistible, el cual es la historia de su propia gestación, de la posibilidad y la necesidad de decir “yo”. La idea de persona sería el principio articulador de la subjetividad individual, operando a partir de un conflicto imposible de “solucionar” 7 . “Se podría decir – 4 Roberto Esposito, Categorías de lo impolítico (1999; Buenos Aires: Katz, 2006), 13. 5 Jacques Lacan, “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud,” en Lectura estruc- turalista de Freud (1966[1957]; México: Siglo XXI, 1971), 180. 6 Este es ahora el lugar del conflicto, y surgirá desde aquí una estética de la comunidad , una ficción necesaria a la que se le hace lugar. Como señala Marramao, en el tiempo de la globalización “lo local parece haber perdido sus amarres ontológicos, para transformarse en una práctica social de la imagi- nación”. Giacomo Marramao, Pasaje a occidente. Filosofía y globalización (Buenos Aires: Katz, 2006), 42. 7 Lo que se denomina la “interioridad” de la persona, por una parte, contiene la fuerza de disolución de lo social; pero, por otra parte, la fuerza o principio de la contención es también componente de esa interioridad.
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