Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

26 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento aludir a dos de los campos disciplinares en los que se había introducido el término antes de Freud. La estética, en tanto la distancia espacial respecto del objeto intro- duce la posibilidad de la experiencia y el juicio estético; y la ética, en la medida que el distanciamiento temporal abierto por el desplazamiento de las metas pulsionales instala una nueva forma de relación del sujeto consigo mismo, con sus placeres y con sus deseos. En efecto, la investigación psicoanalítica sobre la sublimación no deja de referir, directa o indirectamente, a conceptos y problemas concernientes a estos ámbitos, sin que por ello se pierda su carácter específico e innovador respecto de la tradición filosófica en la que se inscriben dichas disciplinas. Respecto de lo último, una de las características del abordaje psicoanalítico del problema sublimatorio parece jugarse en la renuncia a encontrar en este proceso (la sublimación) una solución a los problemas aparejados al malestar en la cultura, en donde este último es asumido como una condición irreductible de la vida psíquica del sujeto en lo social 15 . En este punto, la sublimación resulta tan impotente como la represión o la renuncia pulsional, toda vez que la producción sublimatoria no puede dar cuenta del padecimiento psíquico. Si, en virtud de la forzosa imposibilidad de satisfacción completa y “directa”, este último se produce ya en el primer distancia- miento respecto de la Cosa, entonces la sublimación no se ofrece nada más que una “forma de hacer” con la renuncia, la cual no garantiza en absoluto la resolución del problema ni previene de nuevas renuncias y padecimientos. Sin embargo, la subli- mación produce algo que otros mecanismos psíquicos no pueden sostener: a través de ella, precisamente en el espacio que separa al sujeto de su propia satisfacción, se despliega el proceso cultural, particularmente en sus aspectos subversivos. Si le queremos dar lugar a la sublimación en lo que esta tiene de específico fren- te a la represión, parece necesario suspender el ejercicio interpretativo y pensar la relación con el arte desde otras coordenadas, pues la misma dinámica sublimatoria ya funciona en esta lógica en donde la significación se encuentra suspendida. Una forma de operar este desplazamiento sería desplazar el énfasis desde los contenidos de la obra hacia aquellas condiciones que, en el nivel de las operaciones estéticas ( ars poetica ), pueden dar cuenta de su eficacia pulsional. Sólo así podríamos even- tualmente dejar de pensar la relación con el arte como un instrumento para probar hipótesis ya prefiguradas y, de este modo, hacerle un espacio a lo que la práctica artística pudiese llegar a enseñarnos. 15 Cf. Freud, “El malestar en la cultura”.

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