Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

A propósito de la sublimación / Danilo Sanhueza – 23 sublimación en un sentido afirmativo. Esta dificultad se sitúa tanto en relación con la práctica psicoanalítica como en vinculación con la teoría del psicoanálisis: como ya se ha señalado, el lugar desde el cual se constituye predominantemente la teoría psicoanalítica es la práctica clínica, donde aquello con lo cual se lidia son fenóme- nos constituidos clásicamente en el registro de la represión y el síntoma. Por el lado conceptual, la dificultad para definir la sublimación radica en que hay algo que se juega, simultáneamente, tanto sobre el registro de la pulsión como sobre el plano de lo social y del valor, donde ambos polos se encuentran conectados por el proceso en una tensión indisoluble. Ahora bien, si el esfuerzo de Freud se concentró, por cierto, en las transforma- ciones pulsionales, la aproximación de Lacan tomó precisamente el problema desde el otro extremo del proceso sublimatorio: aquel que, más allá de lo que posibilita la producción de la obra, da cuenta de la naturaleza del valor que, de acuerdo al propio Freud, se situaba en el reconocimiento social de la obra de arte. En otras palabras, Lacan traslada la pregunta desde el artista y sus mecanismos psíquicos a las operacio- nes que, en el campo cultural (el registro del Otro), constituyen a la obra. En efecto, para Lacan la sublimación consiste en elevar un objeto a la dignidad de la Cosa (el das Ding de Freud 9 ): aquel mítico objeto perdido freudiano, lugar gozoso de la satisfacción originaria. Esto significa que, por medio de la sublimación, se producen objetos que ocupan ese lugar vacío dejado por la Cosa, pero ello no por medio del recurso a un absoluto – como en la moral kantiana – , sino a través de múltiples objetos imaginarios 10 . En este sentido, el reconocimiento social se relacio- naría con este lugar particular del objeto sublimado, en tanto operaría allí una forma de satisfacción distinta de la represión. De esta manera, el mecanismo sublimatorio implicaría el encuentro con lo real mediante un rodeo mediante el cual se presentifica la Cosa en el objeto, a través de su ausencia. Sólo si el objeto de la sublimación no coincide con la Cosa o, dicho de otro modo, sólo si existe una distancia que separa al sujeto respecto de lo real, entonces se produce la elevación que coincide con la valoración de la sublimación. Esta forma de entender el mecanismo que sostiene a la obra en su estatuto artísti- co, permite desligar al proceso de cualquier referencia al ideal. En efecto, el primer ejemplo que Lacan usa para ilustrar esta concepción de la sublimación es un objeto doméstico: una colección de cajitas de fósforos vacías que, puestas una al lado de la otra, quedaban articuladas, por medio de un leve desplazamiento de la cajita inte- rior, formando una construcción que se entrega visualmente con una pequeña cuota 9 Sigmund Freud, “Proyecto de psicología,” en Obras Completas de Sigmund Freud , vol. 1 (1950[1895]; Buenos Aires: Amorrortu, 2010), 323-389. 10 Jacques Lacan, El Seminario, Libro VII. La ética del psicoanálisis, 1959-1960 (1964; Buenos Aires: Paidós, 2005).

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