Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
22 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento dimensión pulsional. En principio, se podría pensar que la sublimación es ofrecida, a diferencia de la represión, como un modo de hacer con la pulsión que pueda dar lugar a lo nuevo (a la creación), resolviendo sin conflicto el drama de la renuncia a la satisfacción sexual directa. Sin embargo, en El malestar en la cultura , la tesis de Freud invierte esta primera interpretación “ingenua” 5 . Al operar transformando las metas sexuales, la sublimación desliga los componentes tanáticos, lo cual cuestiona radicalmente aquello que algunos han supuesto como el compromiso feliz entre cul- tura y pulsión: el mito de la creatividad, entendida como pura alternativa al síntoma o al sufrimiento psíquico. A pesar de todas las dificultades que implica la noción de sublimación, antes de desechar de plano el concepto vale la pena volver a Freud, no sólo para lamentarnos por lo que no dijo, sino también para tomar aquello que sí alcanzó a comprender acerca de la sublimación, lo cual tiene principalmente que ver con las demarcaciones que estableció respecto de otros fenómenos psíquicos. Al definir los destinos de la pulsión, Freud traza una distinción clara entre repre- sión y sublimación 6 . Esto quiere decir que la sublimación establece una forma de sa- tisfacción que prescinde de los mecanismos metafóricos del síntoma. Esta economía de la sustitución, que como bien indica Mannoni es más propia de la metonimia, supone la inadecuación de aquellas interpretaciones orientadas a reconducir la obra de arte a una manifestación sintomática de la fantasía del artista 7 . No hay psicoaná- lisis del arte, al menos no de este modo. La sublimación tampoco coincide con la idealización ni con la acción del ideal del yo. El ideal del yo puede demandar la desexualización de la pulsión, pero no garantiza en absoluto el curso sublimatorio de la vida psíquica 8 . Quizás a propósito del uso del término, fuertemente ligado al pensamiento kantiano, la sublimación ha tendido a confundirse con lo sublime. Esto ha llevado a ciertos teóricos a distinguir odiosamente entre formas sublimadas y desublimadas de arte, lo cual no puede sino sostenerse en una interpretación conservadora de la sublimación, que finalmente comprobaría su eficacia en el ajuste del contenido de la obra con un canon como me- dida de un ideal construido socialmente. De hecho, la distinción de la sublimación respecto de la idealización permite superar de antemano este impasse conceptual. Sin embargo, la delimitación de estas coordenadas no alcanza para definir la 5 Sigmund Freud, “El malestar en la cultura,” en Obras completas de Sigmund Freud , vol. 21 (1930; Buenos Aires: Amorrortu, 2010), 63-136. 6 Sigmund Freud, “Pulsión y destinos de pulsión,” en Obras completas de Sigmund Freud , vol. 14 (1915; Buenos Aires: Amorrortu, 2010), 105-133. 7 Octave Mannoni, Freud. El descubrimiento del inconsciente (1968; Buenos Aires, Nueva Visión, 1987). 8 Sigmund Freud, “Introducción del narcisismo,” en Obras completas de Sigmund Freud , vol. 14 (1914; Buenos Aires: Amorrortu, 2010), 65-97.
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