Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
Maldecir el padre… mal decir lalengua. / Esteban Radiszcz – 219 ducirse sin el deseo del padre y la ley que, en aquel deseo, funda sus condiciones de enunciación. “[É]l – señala Rabanal respecto de su padre – lo que más quisiera es saber y sin embargo sabe que ya no ha podido […], y eso lo entristece” 28 . Malestar por un deseo insatisfecho, renuncia constitutiva del Malestar en la cultura 29 . Pero, por eso mismo, deseo insistente, deseo aún más intenso en virtud de la porfía de su vacío. “Razonando, hablando permanentemente con sus insatisfacciones – escribe Rabanal respecto de su padre – las elevó a un estado espiritual, propio del maestro, que entiende un día cualquiera que las barreras se convierten al fin y al cabo en un objeto de deseo de todas aquellas cosas que antes se desearon” 30 . Es posible que, en los términos de Deleuze y Guattari, estas consideraciones no representen más que una de aquellas “tristes interpretaciones psicoanalíticas” 31 proferidas a propósito de la carta de Kafka a su padre. Sin embargo, resultaría bastante obcecado sostener que la obra de Rabanal no tiene la más mínima relación con la ley enunciada en la contingencia de aquel vivo deseo de su padre autodidacta por la letra. Mal decir la letra se incluye dentro de una serie de performances que, con marcado carácter autobiográfico, parecen situar al artista en posición de “saldar cuentas” 32 (sin que se logre saber bien si la cuenta a saldar es la de él o la del padre, o incluso la de los hijos, o quizás aquella de la ex-esposa). Así, en Cría Cuervos 33 , el artista es colgado de los pies con cadenas, para luego ser azotado por el hijo (re- cuérdese aquí el sueño donde el artista está encadenado, mientras es flagelado por un hombre con máscara de Tigre, posible referencia al apellido felino “León”, que portan su padre, sus hijos y él mismo). Del mismo modo, en Sagrada Familia 34 , la ex-esposa es sometida por Rabanal a un interrogatorio que, concerniente a su reciente separación, debe ser contestado por un Verdadero o un Falso, a partir de lo cual el artista intenta manipular las respuestas de su ex cónyuge para aparecer como la víctima (que también podría ser vinculado, en cierto modo, al sueño don- de un coro evangélico lo tranquiliza). Sea como fuere, el acto de “saldar cuentas” dice suficiente respecto de la culpa y de la acción de la ley, las cuales insisten en la deuda para prolongarse en deber. 28 Rabanal, “Conversaciones”, 97. 29 Cf. Freud, “El malestar en la cultura”. 30 Rabanal, “Mala lengua”, 4. 31 Deleuze y Guattari, Kafka , 17. 32 La expresión es de Barría, “¿Qué relata una performance?” , 26. 33 Gonzalo Rabanal, El Cría Cuervos , 1998. Performance. Museo de Arte Contemporáneo, Santiago, Chi- le. Un registro audividual de la performance puede ser consultado en: https://www.youtube.com/ watch?v=rRS7poquyto 34 Gonzalo Rabanal, Sagrada Familia , 2001. Performance. Centro de Arte Alameda, Santiago, Chile.
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