Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
Maldecir el padre… mal decir lalengua. / Esteban Radiszcz – 211 Maldecir el padre… mal decir lalengua. Esteban Radiszcz El año 2001, en la V Bienal de Videos y Artes Electrónicas realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, Gonzalo Rabanal presentó una reconocida performance bajo un sugerente título: Mal decir la letra 1 . De aquel trabajo se con- servan el catálogo, algunos testimonios del artista, unos cuantos artículos especial- mente dedicados y un registro en video en el cual se documenta su acción. Ese 5 de noviembre, en torno a la mesa donde se reunían los participantes (el padre del artista, los hijos del artista y el artista), habían ocho paneles que exhibían fotogra- fías encuadradas (o reencuadradas) por rectángulos de neón: lecciones del Silaba- rio del Ojo 2 , escritos del padre, páginas de cuadernos de caligrafía, fotos familiares del padre, foto de carnet del padre, el padre vestido de huaso, patrones de fundo igualmente vestidos de huaso y un recorte de la cédula de identidad del padre, cuyo tubo fluorescente destacaba las líneas donde se indicaba la ausencia de profesión de este. Finalmente, seis monitores repartidos por la sala transmitían, en primeros y primerísimos primeros planos, aquello que acontecía en el encuentro de las tres generaciones. El artista entra y presenta a los participantes: “él es mi padre, yo soy el padre, ellos los hijos, yo soy el hijo”. Entonces, frente a su padre, lee un cuaderno escrito por este último: “todo lo que está escrito en este viejo cuaderno lo he podido hacer gracias a este libro de Ojo o Silabario…”. La lectura prosigue relatando las circuns- tancias que impidieron al padre estudiar: debió muy tempranamente trabajar en pesadas labores y, luego de la muerte de su propio padre, convino hacerse cargo de la casa para ayudar a su madre en la crianza de sus diez hermanos. Acto seguido, el hijo pone frente al padre el Silabario del Ojo , preguntándole cuándo y cómo aprendió a leer. “Aproximadamente a los dieciocho”, responde el padre, agregando que no tuvo oportunidad de ir al colegio ni contar con nadie que le enseñara las “letras para expresar su nombre y escribir todo”. “Cuando crecí y me formé como hombre – explica – , me di cuenta que eso era muy importante”, de modo que consiguió “un cuaderno y andaba con un lápiz en el bolsillo y me ase- guré con un libro de estos”. De niño, su padre le había dicho que, aprendiendo las primeras letras de aquel libro y hasta la “lección de la Luna”, se lograba saber “juntar las letras y hacer hablar las letras”. Así lo había hecho él. Había, incluso, logrado 1 Gonzalo Rabanal, Mal decir la letra , 2001. Performance. Museo de Arte Contemporáneo, Santiago, Chile. 2 Claudio Matte, Nuevo método (fonético-analítico-sintético) para la enseñanza simultánea de la lectura i escritura compuesto para las escuelas de la República de Chile (Leipzig: Impr. De F. A. Brockhaus, 1884).
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