Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
190 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento El trauma que provocó la locura de Rosa es haber visto a su amante decapitado. De- capitar: cortar la cabeza. Cortar no sólo la vida sino, simbólicamente, aquello que del cuerpo cobija razón y lenguaje. Mariluán queda sin vida por quedar sin cabeza, resultando su proyecto sin cabecilla, sin juicio ni lengua. Rosa, especularmente, deja de hablar. Pero las palabras han sido sustituidas por otro lenguaje: ahora es su cuerpo el que se estremece, se sacude, se rebela en una constante reminiscencia del momen- to en el que irrumpió lo real. La sintomatología del cuerpo está condenada a repetir, en un loop infinito, la decapitación de Mariluán, la desaparición de la razón, la irrup- ción de la sinrazón, la locura. El lenguaje – el orden simbólico – ha sido desplazado por la violencia de lo real; la decapitación es la castración del lenguaje. Lo que queda al descubierto es el vacío y su horror: el grito. El grito es la voz en tanto expresión del cuerpo, a la que se le ha sonsacado el sentido. Comenta Žižek acerca del uso de la voz y del sonido en algunas películas de David Lynch: Se trata, por tanto, del reverso oculto de la crítica derrideana del logocentrismo, en la cual la voz funciona como el medio de las ilusorias transparencia y presencia: en su lugar, tenemos la obscena, cruel, egoísta, incomprensible, impenetrable, traumática, dimensión de la Voz, que funciona como un tipo de cuerpo extraño que perturba el equilibrio de nuestra vida 6 . La manifestación de lo real, que deja al desnudo una dimensión obscena – repulsiva, residual – , se resiste a ser reducida por el lenguaje de la razón. El grito agudo y el tiritar de un cuerpo: es lo que permanece en Rosa después de la decapitación de Ma- riluán; ruptura de un vínculo amoroso, imposibilitación de un proyecto político- nacional, fin de la narración. El cuerpo habla con su sintomatología, y comienza este decir cuando el hablar razonable ha quedado sin órganos, sin cabeza. “El cuerpo sin cabeza está cerrado sobre sí mismo. Liga sus músculos entre sí, engancha sus órganos los unos a los otros. La cabeza es simple, combinación de alvéolos y de lí- quidos en una triple envoltura” 7 . Es un hablar, entonces, volcado sobre sí mismo, que ha perdido transparencia y simplicidad. Pero es un hablar que exige ser leído, y la lectura se produce a partir del espectáculo. Georges Didi-Huberman, al analizar lo que él llama la invención de la histeria por Charcot en el París decimonónico, se pregunta por aquello que es leído cuando el cuerpo histérico es observado y su sintomatología traducida al lenguaje médico. Cuando la paciente histérica pierde la conciencia, ¿cuál sería el lenguaje que se escucha y descifra?: “Le queda el espectá- 120-121. 6 Slavoj Žižek, Las metástasis del goce. Seis ensayos sobre la mujer y la causalidad (Buenos Aires: Paidós, 2003), 175-176. 7 Jean-Luc Nancy, 58 indicios sobre el cuerpo. Extensión del alma (Buenos Aires: La Cebra, 2011), 19.
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